En el corazón de Phoenix, un grupo de jóvenes talentos se enfrenta a un desafío inesperado que ha encendido el debate sobre la libertad de expresión en el ámbito escolar. La controversia gira en torno a la obra “Proyecto Laramie”, que ha sido objeto de un aplazamiento por parte del Distrito Escolar Secundario Phoenix Union, generando inquietudes sobre la censura.
Los administradores del distrito argumentan que la decisión de posponer la actuación se debe a la necesidad de abordar los temas delicados y el lenguaje presente en la obra, que narra un crimen de odio que resultó en la trágica muerte de Matthew Shepard, un estudiante universitario gay en los años 90. Sin embargo, los estudiantes del club de teatro de la escuela secundaria Cesar Chavez sostienen que cualquier modificación al texto original alteraría el mensaje y la esencia de la historia.
“Si cambias todo el lenguaje que se dijo, ¿realmente sigue siendo un crimen de odio? Lo estás censurando”, expresó Ella Podolak, presidenta del club de teatro. La elección de presentar esta obra no fue casual; para muchos de los actores, representa una conexión personal con la historia de Shepard. “Muchos de los miembros de nuestro elenco son exactamente quienes eran Matthew Shepard. Es una oportunidad de hacernos oír”, añadió Anaya Connors, estudiante de último año.
La situación se tornó crítica cuando, menos de 24 horas antes del estreno, el elenco fue informado de la cancelación. “Ni siquiera 24 horas antes de que empezáramos, nos dijeron a la hora del almuerzo que se había acabado”, recordó Podolak. El distrito justificó su decisión al señalar que “los temas y el lenguaje de la obra necesitan reconocimientos y descargos de responsabilidad adicionales para las familias y los estudiantes asistentes”.
El elenco, que había estado trabajando en la producción desde agosto y contaba con los permisos necesarios, se siente frustrado ante la posibilidad de que se les impongan cambios en el contenido. “Estás cambiando la historia”, reiteró Podolak, enfatizando la importancia de mantener la integridad del relato. Connors también destacó que “hay lugares que realmente prohibieron libros por la palabra 'homosexuales'. Eso no es justo. No es una maldición ni nada por el estilo. Es simplemente la forma de ser de la gente”.
A pesar de que el distrito ha reprogramado la actuación para el 22 de noviembre, la incertidumbre persiste entre los estudiantes. “¿Nos van a cerrar de nuevo? ¿Nos van a decir que tenemos que cambiar nuestro lenguaje el día del programa?”, cuestionó Podolak, reflejando la inquietud que reina en el grupo. La lucha por la libertad de expresión y la representación auténtica en el arte continúa, mientras los jóvenes actores esperan poder llevar a cabo su visión sin restricciones.