La temporada de los Jets de Nueva York tomó un giro inesperado, pero no precisamente por su desempeño en el campo. La inconsistencia en la ofensiva y una serie de decisiones cuestionables llevaron a la destitución del entrenador en jefe Robert Saleh y a una serie de movimientos en el staff técnico.
Sin embargo, entre la incertidumbre y la frustración de los fanáticos, surgió un rayo de esperanza: la llegada de Davante Adams. El receptor abierto de 31 años, quien fuera compañero de equipo de Aaron Rodgers en Green Bay, se unió a los Jets tras un intercambio con los Raiders de Las Vegas.
El canje, que se confirmó después de una semana llena de rumores y especulaciones, implica la entrega de una selección condicional de tercera ronda en el draft del próximo año, la cual podría convertirse en una selección de segunda ronda.
Adams, un tres veces All-Pro, llega para fortalecer una ofensiva que necesita un impulso. Se une a Garrett Wilson, dando a Rodgers dos receptores de élite para completar una plantilla que ya incluye a Mike Williams, Allen Lazard, Xavier Gipson, el ala cerrada Tyler Conklin y los corredores Breece Hall y Braelon Allen.La noticia no solo llena de optimismo a los Jets, sino que también es un golpe de efecto en el panorama de la NFL. Adams siempre ha sido uno de los receptores más peligrosos de la liga, con un historial que incluye cinco temporadas de más de 1,000 yardas y ocho touchdowns.
La llegada de Adams a los Jets marca un nuevo capítulo para la franquicia, un capítulo que seguramente traerá consigo grandes expectativas y emociones. El dúo Rodgers-Adams, una combinación que ya demostró su efectividad en Green Bay, ahora busca replicar el éxito en Nueva York.