River Plate golea a Urawa Red Diamonds en Mundial de Clubes

Apenas 11,974 espectadores llenaron un estadio con capacidad para casi 69,000 personas. Quizás la lluvia, quizás la hora del partido, quizás la expectativa no terminó de encenderse del todo. Pero dentro del campo, la intensidad era palpable.
El foco inicial estaba en Franco Mastantuono, el joven atacante de River Plate cuya transferencia al Real Madrid por más de 63 millones de euros, la más cara en la historia del fútbol argentino, acaparaba titulares. Su participación en este Mundial de Clubes, antes de su incorporación al equipo merengue en agosto, era un punto de atención indiscutible. Aunque, en realidad, su participación no fue el factor decisivo del partido.
La victoria, sin embargo, no estuvo exenta de dificultades. Si bien River tomó la iniciativa y generó la primera oportunidad de peligro, el equipo japonés demostró un ímpetu sorprendente. El primer gol, un cabezazo de Facundo Colidio, llegó gracias a una asistencia perfecta de Acuña, quien aprovechó un pase de Mastantuono. Más adelante, Sebastián Driussi, con otro cabezazo, amplió la ventaja (a pesar de sufrir una lesión de tobillo en la jugada). Maxi Meza, también de cabeza, selló el marcador definitivo.
Urawa Red Diamonds, por su parte, no se rindió fácilmente. Un penal cobrado por Yusuke Matsuo redujo la distancia en el marcador. La actuación del arquero de River, Franco Armani, fue crucial para mantener a raya a los atacantes japoneses en varias ocasiones. "El inicio costó un poquito porque venimos sin rodaje desde que terminamos la Copa Libertadores," comentó Armani, resumiendo el desafío.
El partido evidenció las fortalezas y debilidades de ambos equipos: la efectividad aérea de River contra el ímpetu ofensivo de Urawa. Para River, el resultado positivo es innegable, a pesar de un desempeño que, según las palabras de su entrenador, todavía tiene margen de mejora para los próximos encuentros contra Monterrey y el Inter de Milán.
Más allá de los goles y la victoria, la tarde en Seattle dejó una sensación mixta: una victoria contundente, pero también la perspectiva de un camino aún largo y lleno de desafíos para el equipo argentino en el Mundial de Clubes.