Racismo en el fútbol europeo: incidentes se duplican en nueva temporada

Lo que muchos esperaban fuera una temporada de reinicio, se ha convertido en un espejo de problemas sociales que el deporte no logra erradicar.
"Si sumamos los problemas de las redes sociales, encontramos muchas historias que salen a la luz", advierte Piara Powar, director ejecutivo de la red Fare, organización que monitorea incidentes discriminatorios. Según sus registros, los reportes por racismo superan el doble comparado con el mismo periodo de la temporada pasada.
Los protagonistas de estos episodios incluyen figuras como:
Mientras tanto, las medidas disciplinarias parecen insuficientes. Aunque la FIFA multó recientemente a federaciones como Albania, Serbia y Bosnia por racismo durante las eliminatorias mundialistas, los jugadores exigen acciones más contundentes. "En esta época, todavía somos objeto de abuso racial y simplemente no tiene sentido", declaró Semenyo a medios británicos.
Expertos como Jacco van Sterkenburg, profesor de la Universidad Erasmus, señalan que el problema va más allá de las gradas: la falta de diversidad en directivas y cuerpos técnicos perpetúa estructuras que normalizan la discriminación. Mientras, la política europea sobre migración alimenta discursos que terminan reflejándose en los estadios.
La respuesta institucional llega con cuentagotas. La FIFA anunció un panel asesor contra el racismo integrado por leyendas como Didier Drogba, aunque la iniciativa ya sufrió su primer revés: Mikael Silvestre, miembro del grupo, recibió insultos raciales en redes sociales horas después del lanzamiento.
En Inglaterra, donde el racismo en el fútbol tiene raíces profundas, voces como Gary Neville piden medidas radicales: desde sanciones laborales para los agresores hasta la posibilidad de que los equipos abandonen el campo. Mientras tanto, en España, el arresto de un aficionado por los insultos a Mbappé muestra que la justicia ordinaria comienza a actuar donde el deporte falla.
El presidente de la UEFA, Aleksander Čeferin, lo resumió con crudeza durante una reunión en Albania: "Debemos deshacernos de esos idiotas cuyo partido de fútbol es para su ideología idiota". Una declaración que, por ahora, suena más a deseo que a realidad.