Bynes, quien en abril pasado declaró que no quería volver a hablar de Dan Schneider, el productor de sus programas en Nickelodeon, por experiencias traumáticas que vivió durante su infancia, sorprendió a sus seguidores con una revelación: su peso ha fluctuado en los últimos meses debido a la depresión que la ha estado acechando. La actriz, de 38 años, confesó a finales de marzo a través de sus redes sociales que había subido más de 9 kilos debido a su estado emocional.
"En los últimos meses he engordado más de 20 libras (9 kilos) por estar deprimida. Ahora estoy mucho mejor y he aprendido a hacer lo contrario cuando no tengo ganas de hacer ejercicio o comer sano", explicó la actriz. Y parece que la batalla se está volviendo a su favor. Bynes ha demostrado a través de sus historias de Instagram que está decidida a recuperar su bienestar físico y mental.
El 5 de noviembre, Amanda publicó en sus historias una captura de pantalla de su aplicación de entrenamiento que mostraba que había caminado 14,895 pasos y 6.60 millas, completando así su objetivo del día. La aplicación también indicó que había quemado 481 calorías, superando la cantidad establecida.
"¡Bajé 6 libras (2.7 kilos)! Ahora mismo peso 162 libras (73 kilos) y quiero volver a pesar 110 libras (49 kilos)", escribió Bynes, demostrando su compromiso con su meta de perder 24 kilos.
El camino de Amanda Bynes ha estado marcado por altibajos. En el 2018, reveló que en el punto máximo de su carrera, que comenzó a los 13 años, luchó contra la inseguridad corporal, lo que la llevó a una adicción al Adderall para evitar aumentar de peso. La presión por mantener una imagen perfecta la llevó a dejar la actuación en el 2012.
En una entrevista con la revista Paper, Bynes confesó que su papel en la película "She’s the Man", en la que su personaje finge ser su hermano gemelo para evitar la expulsión de la escuela, fue el detonante para que sus problemas de imagen corporal se volvieran un obstáculo para su salud mental. "Cuando salió la película y la vi, entré en una profunda depresión durante cuatro o seis meses porque no me gustaba cómo me veía cuando era niño. El pelo corto y las patillas que tenía para el papel fueron una experiencia súper extraña y extracorporal. Realmente me deprimió", señaló.
Su última película fue "Hall Pass" y "Easy A" (2010), dos años después se retiró formalmente de la actuación, pero los escándalos no la dejaron. Su obsesión por estar delgada la llevó a la adicción al Adderall, así como al éxtasis y la cocaína, lo que le generó varios arrestos por posesión de drogas, conducir bajo los efectos del alcohol y conducción imprudente. En el 2013, sus padres la internaron en un centro psiquiátrico involuntario durante casi seis meses, preocupados por su obsesión con la cirugía estética y su creencia de que ella y los demás eran "feos".
Ahora, Amanda Bynes asegura que ya no consume drogas ni alcohol y está dedicada a mejorar su salud, física y mental. Aunque ha estado luchando contra la depresión, ha encontrado un nuevo camino hacia el bienestar, y a pesar de su meta de perder peso, no se sobreexige, pues recuerda que su obsesión por mantenerse delgada fue lo que la hizo deteriorarse.