Ahora, a sus 62 años, Demi Moore vuelve a ser noticia, no por un estreno cinematográfico, sino por una conversación íntima sobre una etapa crucial de su vida: su matrimonio con Ashton Kutcher. Una unión que, con 15 años de diferencia, desató un aluvión de comentarios y especulaciones.
El matrimonio, que duró del 2005 al 2011, estuvo marcado por la intensa atención mediática. "En aquella época parecía que era la única persona que estaba con un hombre más joven, y no lo era", revela Moore en una reciente entrevista. La diferencia de edad, comenta la actriz, la convirtió involuntariamente en un referente, en un símbolo que fue ampliamente juzgado. "De alguna manera, se me puso de imagen de eso y se me juzgó mucho por ello", confiesa con honestidad.
Más allá de la diferencia de edad, la relación con Kutcher, según se ha sabido con el tiempo, estuvo marcada por desafíos personales, incluyendo la lucha contra las adicciones y el dolor de perder un bebé a los seis meses de embarazo. Estos detalles, emergieron a lo largo de los años, añadiendo capas de complejidad a la narrativa de su historia.
Tras su separación, Moore se enfocó en su familia, mientras Kutcher encontró la felicidad con Mila Kunis, con quien ha formado una familia. La experiencia, sin duda, la ha marcado profundamente. Cada etapa, cada decisión, conforman el complejo y fascinante mosaico de su vida, una vida que ha roto moldes y sigue inspirando.
La historia de Demi Moore, con sus luces y sombras, es un reflejo de la evolución de las ideas sobre la edad, la feminidad y las relaciones en nuestra sociedad. Su valentía al compartir abiertamente estos momentos personales, sin duda, resonará con muchos.