Y eso es precisamente lo que ha sucedido recientemente con algunas figuras públicas en Australia.
El foco de atención se centra en Sam Armytage, la reconocida presentadora de televisión, quien ha mostrado una notable pérdida de peso. Imágenes recientes en el Aeropuerto de Sydney la muestran con una figura estilizada, luciendo jeans ajustados – una prenda que, como bien saben muchas mujeres, solo se usan cuando nos sentimos seguras de nuestro cuerpo.
La pregunta en boca de todos, y de sus amigas según la autora del artículo, es: ¿Qué hay detrás de esta transformación? Un titular sensacionalista hablaba de un "cuerpo de venganza", pero la perspectiva es diferente: la hipótesis de una "dieta del desamor" gana fuerza. Este término, aunque coloquial, alude a la pérdida de peso involuntaria asociada a la ruptura de una relación.
"Los científicos han confirmado su existencia: el cuerpo libera hormonas en respuesta al dolor que suprimen el apetito," afirma el texto. El estrés, la ansiedad y la disminución del metabolismo contribuyen a un menor consumo de alimentos. Sin embargo, la autora aclara que no se puede afirmar con certeza la causa del cambio físico de Sam Armytage, aunque su reciente separación de Richard Lavender, después de cuatro años de matrimonio, añade contexto a la situación.
Este caso no es único. Otros nombres conocidos, como Chrissie Swan, quien perdió alrededor de 90 kg tras su separación, y Jackie O, con una notable reducción de peso luego de un proceso de rehabilitación, comparten un patrón similar: una transformación física significativa coincidiendo con rupturas sentimentales.
El artículo explora la conexión entre el dolor emocional y la pérdida de peso, citando a la experta en comportamiento humano, Anita Tomecki. "Mientras que es común que las mujeres pierdan peso después de una ruptura, existe una desventaja: cuanto más se reduce nuestro cuerpo, más infelices somos," explica Tomecki. La experta destaca la relación entre la pérdida de peso extrema, la baja autoestima, la búsqueda de validación y la autocrítica negativa.
La autora concluye con una reflexión personal sobre su propia experiencia con la pérdida de peso tras una ruptura, enfatizando que la delgadez no siempre es sinónimo de felicidad, sino que a menudo puede enmascarar el dolor emocional. El enfoque final se centra en la importancia de la sanación interna como el camino hacia la verdadera recuperación.