Diddy busca desestimar cargos por prostitución, alegando racismo en la Ley Mann
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Sean "Diddy" Combs, el reconocido rapero y magnate de la industria musical, se encuentra en el ojo del huracán. Su equipo legal ha presentado una moción para desestimar un cargo por "transporte para participar en la prostitución", alegando que el caso se basa en la Ley Mann, también conocida como la Ley de Tráfico de Esclavos Blancos, una ley de 1910 que, según ellos, se ha aplicado de manera desproporcionada contra hombres negros.
La defensa de Diddy argumenta que la aplicación de esta ley históricamente ha sido racista, presentando como ejemplos los casos de Chuck Berry y Jack Johnson, figuras icónicas que enfrentaron cargos bajo esta misma ley. Señalan que "ninguna persona blanca ha sido objeto de un enjuiciamiento remotamente similar", utilizando el caso del exgobernador de Nueva York, Eliot Spitzer, como contrapunto. En este último, las acompañantes fueron acusadas, pero Spitzer no.
Aunque Diddy aparentemente reconoce la conducta – contratar acompañantes masculinos entre estados – insiste en que se le está señalando por su raza. Sus abogados sostienen que "el gobierno ha inventado un caso criminal basado principalmente en alegatos de que el Sr. Combs y dos de sus novias de mucho tiempo a veces llevaban a un tercero -un acompañante masculino- a su relación sexual."
El argumento central de la defensa se centra en la naturaleza históricamente discriminatoria de la Ley Mann, afirmando que: "Lo que fue racista en su inicio, a menudo ha sido racista en su operación".
Además de este cargo, Diddy enfrenta un acta de acusación de tres cargos en la corte federal por tráfico sexual, crimen organizado y transporte para participar en la prostitución. También enfrenta varias demandas civiles con acusaciones de agresión sexual, acoso sexual y otras faltas. Él ha negado todas las acusaciones y se declaró inocente.
Actualmente, Diddy se encuentra encarcelado en el Centro de Detención Metropolitana y se le ha negado la libertad bajo fianza en tres ocasiones. Su juicio está programado para el 5 de mayo. El caso promete un desarrollo judicial complejo y con amplias repercusiones, no solo para Diddy, sino también para el debate sobre la aplicación justa y equitativa de las leyes.