Elizabeth Cervantes: De ícono del cine mexicano a luchadora contra el cáncer

Una historia así, envuelve a una figura del cine mexicano de la década de 2010, una actriz que prometía ser un ícono, pero que una adversidad inesperada obligó a cambiar el rumbo de su trayectoria.
Elizabeth Cervantes, nombre que quizás resuena en la memoria de muchos por su papel en "El Infierno" de Luis Estrada, es el centro de esta historia. Formada en prestigiosas instituciones como la Casa del Teatro y el Centro de Formación Actoral de TV Azteca, bajo la tutela de maestros como José Caballero, Héctor Mendoza y Jaime Estrada, su talento se proyectó en telenovelas como "Amores, querer con alevosía" y "Ellas, inocentes o culpables", antes de incursionar con éxito en el cine con películas como "Volverás", "Fuera del cielo" y "Corazón de perro". Su papel en "El Infierno" la consolidó como una de las actrices más prometedoras del país.
Pero en 2014, un diagnóstico inesperado cambió todo: cáncer linfático, o linfoma de Hodgkin. Esta enfermedad la obligó a tomar una decisión difícil: priorizar su salud y pausar su ascendente carrera. Se mudó a Londres, donde uno de sus hijos la acompañó durante un arduo tratamiento. Allí, lejos de los reflectores, libró una batalla silenciosa contra la enfermedad.
Después de años de lucha y gracias a un trasplante de médula ósea, Cervantes logró superar el cáncer. Su regreso a México marcó un nuevo capítulo en su vida. La experiencia la transformó, la hizo replantear sus prioridades, valorando la importancia de su familia, especialmente la de su hijo Antonio quien fue fundamental durante su tratamiento. El cine volvió a ser parte de su vida, aunque con un enfoque renovado.
Su reaparición en la pantalla grande fue con la película "Infelices para siempre". Además, ha retomado su presencia en redes sociales, compartiendo recientemente una imagen junto a Damián Alcázar, su compañero en alguna de sus producciones. La historia de Elizabeth Cervantes es un testimonio de resiliencia, un recordatorio de que las adversidades pueden ser superadas, y que el arte, a veces, encuentra su mayor inspiración en la propia vida.