Washington, DC.
Este acto pone fin a más de 50 años de hostilidad entre Washington y La Habana.
El poste fue puesto hace meses, pero el protocolo dicta que hasta que Estados Unidos y Cuba no restauren formalmente las relaciones diplomáticas, los cubanos no pueden izar su insignia nacional.
Hasta entonces, una placa explicará que la Sección de Intereses, la instalación diplomática cubana, es patrocinada por la embajada de Suiza.
Pero la mañana de hoy, la bandera roja, blanca y azul de Cuba será izada en lo que será, una vez más, la embajada de Cuba, poniendo fin a más de 50 años de hostilidad entre Washington y La Habana.
La mansión de piedra caliza, construida en 1917, fue significativa en su momento como el primer edificio diplomático en el barrio de Meridian Hill y ayudó a establecer el área como un centro diplomático en Washington.
Fidel Castro visitó la embajada, en 1959, tras derrocar al dictador Fulgencio Batista y fue recibido calurosamente en recepciones en su honor, dos años antes de que Estados Unidos rompiera las relaciones diplomáticas con Cuba.
Después, la antigua Checoslovaquia mantuvo el edificio durante varios años antes de su reapertura, en 1977, como una Sección de Intereses cubana. Washington también abrió la suya en La Habana. Ambas oficinas fueron encabezadas por un jefe de misión.
Aunque bien conservado, el edificio acaba de terminar una renovación importante de la mano de artesanos cubanos, algunos de los cuales han restaurado edificios clásicos en La Habana. El proyecto comenzó en 2010, años antes de que Estados Unidos y Cuba, que se sepa, iniciaran conversaciones sobre la normalización de sus relaciones.
Hay varias oficinas en la planta baja. Por encima de sus puertas, se pueden ver escudos ornamentados que representan las seis provincias originales de Cuba. Hasta la gran escalera de mármol y el salón de recepciones, donde hay pinturas de artistas cubanos que adornan las paredes.
Justo al lado del salón de recepciones está el Hemingway, un bar que celebra la vida y obra del escritor emblemático de Estados Unidos que vivió dos décadas en Cuba. Los cubanos creen que es parte de su historia cultural.
Para el embajador José Ramón Cabañas, quien se ha desempeñado como jefe de la misión de Cuba desde 2012, ver a su canciller enarbolar la bandera de la embajada será un momento importante y significativo.
“En esos pocos segundos, sentiremos toda la historia de nuestras relaciones bilaterales”, dijo Cabañas.
Con la restauración de las relaciones diplomáticas y la apertura de las embajadas en sus respectivas capitales, Cabañas siente que Cuba y Estados Unidos están dispuestos a dejar atrás décadas de asperezas y división – y se centrarán en los numerosos vínculos entre sus dos culturas: la poesía, la ciencia, el béisbol, el jazz, y, por supuesto, Hemingway.