La realidad en Gaza es una lucha por la supervivencia, donde las casas ya no son refugios, sino blancos fáciles para las incursiones israelíes.
En un ataque que estremeció al mundo, un edificio de varios pisos en el norte de Gaza se convirtió en un amasijo de escombros, cobrándose la vida de al menos 27 personas, entre ellos mujeres y niños. El edificio, en la zona de Jabalya, albergaba a más de 50 personas desplazadas, quienes buscaban un espacio seguro en medio del caos. La tragedia no termina ahí, pues algunos quedaron atrapados en un almacén en la base del edificio, un escenario que recuerda la crudeza de la guerra.
Las imágenes de la destrucción son desgarradoras, un testimonio de la escalada de violencia que ha azotado la región. El ejército israelí, justificando sus acciones como parte de una ofensiva contra Hamas, ha bombardeado varias zonas de Gaza, incluyendo el campo de refugiados de Al-Shati en la ciudad de Gaza y una escuela en el área de Al-Rimal.
Los civiles están atrapados en una espiral de muerte, la cifra de fallecidos aumenta día tras día. Más de 43,000 palestinos han perdido la vida desde que se intensificó el conflicto en octubre, un número que se multiplica a cada minuto. Los hospitales en el norte de Gaza, como los de Beit Lahiya, se encuentran en una situación crítica, incapaces de atender la creciente demanda.