El origen del torbellino se remonta a un almuerzo con Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana. La reunión, que se prolongó por varias horas, ocurrió el pasado 29 de octubre, justo en el momento en que la DANA azotó a la región con una fuerza devastadora, dejando un saldo de cientos de fallecidos y daños materiales incalculables. La tragedia se extendió por todo el país, generando una ola de indignación ante la ineficiencia de las autoridades y la falta de información oportuna.
En medio del caos, Mazón se encontraba en un restaurante, compartiendo una comida con Vilaplana. El motivo del encuentro se reveló más tarde: Mazón le ofrecía a Vilaplana la dirección de la televisión autonómica À Punt, una propuesta que la periodista declinó.
La noticia de la reunión se filtró a la prensa, desatando una ola de críticas hacia la periodista, quien se vio obligada a tomar medidas para proteger su imagen pública. Vilaplana, consciente de la ola de indignación que se cernía sobre ella, optó por cerrar su cuenta de Instagram, plataforma donde compartía su vida profesional y personal.
La polémica no se limitó a Vilaplana, el silencio de la periodista también provocó una reacción de su exmarido, Xavier Carrau. El también periodista, a través de X, antes Twitter, aclaró su estado civil: "Felizmente divorciado desde hace siete años". Un mensaje que no pasó desapercibido, ya que en Valencia se daba por hecho que la pareja seguía unida.
La noticia de la reunión con Mazón y la posterior decisión de Vilaplana de cerrar su cuenta de Instagram, ha generado un revuelo en el mundo mediático valenciano. La controversia sigue en el aire, mientras la periodista mantiene un perfil bajo y no se ha pronunciado sobre el asunto.