El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, ofreció una conferencia de prensa días antes de concluir su periodo, en la que pintó un panorama complejo para el 2025. Sus declaraciones, dadas a conocer a finales de 2024, generaron preocupación en varios sectores.
Salazar alertó sobre una inminente “sacudida” en materia migratoria, a partir del regreso de Donald Trump a la presidencia. La frase, pronunciada con cautela pero firmeza, anticipó posibles consecuencias drásticas. El embajador no eludió la posibilidad de deportaciones masivas de ciudadanos mexicanos, argumentando que "las deportaciones sí pueden ocurrir porque ahí está la ley y las promesas de la campaña (de Trump) y lo que se ve todos los días en la televisión de Estados Unidos que las deportaciones sí son algo que puede pasar".
El gobierno mexicano, por su parte, ha declarado estar preparado para recibir a miles de connacionales, enfatizando su compromiso con los mexicanos repatriados. Sin embargo, la ayuda se limitaría a ciudadanos mexicanos, excluyendo a migrantes de otras nacionalidades. Este punto es crucial para entender la magnitud del posible problema.
Más allá de la crisis migratoria inminente, Salazar también abordó otros temas relevantes para la relación bilateral. Destacó la importancia de México para Estados Unidos, proponiendo la creación de "tres cinturones de seguridad y prosperidad". Estos cinturones se centrarían en:
- El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT).
- La frontera México-Guatemala.
- La modernización de la frontera entre México y Estados Unidos.
Finalmente, aunque reconoció las "inquietudes grandes" sobre el futuro del T-MEC bajo la presidencia de Trump, Salazar expresó su confianza en que la relación entre México, Estados Unidos y Canadá se mantendrá. La situación en la frontera sur, particularmente en la zona limítrofe con Guatemala, también se considera de alta prioridad, requiriendo una modernización y fortalecimiento de la cooperación para abordar las causas de la migración centroamericana.