El epicentro de esta situación, sin embargo, no se encontraba en los cruces fronterizos, sino en la aplicación CBP One. Esta herramienta tecnológica, implementada por la administración Biden para gestionar las citas de asilo, se convirtió de la noche a la mañana en un símbolo de frustración. La noticia, que llegó como un golpe repentino, fue la cancelación de todas las citas programadas por el nuevo gobierno. “CBP One Appointment Canceled”, rezaba el correo electrónico que recibió Cristian Morillo Romero, un venezolano con cita para el 26 de enero en Calexico, California. Su reacción, como la de muchos otros, fue de incredulidad y desolación.
La decisión, tomada por el presidente Donald Trump apenas minutos después de su juramento, desató una ola de reacciones. En Ciudad Juárez, la situación se volvió caótica. A las 11:00 a.m., la instrucción era clara: “ya no se aceptaban más citas”. John Flores Bonalte, un venezolano con cita a la 1:00 p.m., resumía el sentimiento general: “Estoy en shock… Creo que es injusto. Nosotros esperamos cruzar de manera legal por mucho tiempo.”
La desesperación se hizo evidente en las redes sociales. Videos y fotografías mostraban la angustia de los migrantes, muchos de los cuales habían esperado más de un año en México para su cita. La situación se agravó por el cierre de la frontera. Ante este panorama, surgieron tres escenarios posibles: un intento desesperado por cruzar ilegalmente, el retorno a sus países de origen, o la solicitud de asilo en México. Este último, como puntualiza el analista Ariel Ruiz Soto del Instituto de Política Migratoria de Washington, "quizá no sea lo que muchos migrantes desearían, pero es una alternativa", especialmente para los no mexicanos.
En Tijuana, la escena fue igualmente dramática. El relato de Paulina Villegas captura la imagen de migrantes escalando el muro fronterizo, guiados por traficantes. El riesgo era evidente, la necesidad aún más. “Hacemos esto por necesidad, no porque queramos”, decía Carlos Porras, un peruano herido durante el cruce ilegal. La imagen de una mujer cayendo y gimiendo de dolor, mientras la Patrulla Fronteriza se acercaba, resuena como un símbolo de las consecuencias de esta política drástica.
Mientras tanto, en México, la presidenta Claudia Sheinbaum urgió al gobierno de Trump a buscar una alternativa a la aplicación CBP One. La aplicación, aunque criticada por algunos como una herramienta para facilitar la inmigración ilegal, había logrado una notable disminución en los cruces ilegales durante la gestión de Biden. El futuro inmediato para los migrantes varados en México, en ausencia de un programa similar, parece incierto, dejando un panorama complejo y lleno de interrogantes.