Caída drástica de migrantes en El Paso: ¿militarización o éxito estratégico?

El nuevo jefe interino de la Patrulla Fronteriza de El Paso, Walter N. Slosar, nativo de la ciudad y graduado de Mountain View High School, asumió el cargo el mes pasado. Su llegada coincidió con una drástica reducción en los encuentros con migrantes, pasando de un pico de 2,700 diarios hace dos años a tan solo 60 el miércoles pasado. Slosar atribuye esta disminución a dos factores clave: el fin del programa de liberación bajo palabra y el despliegue de tropas y equipo del Departamento de Defensa.
“Estamos destinando la mayor cantidad de recursos posible a nuestras áreas fronterizas”, declaró Slosar a los reporteros el jueves. “Nuestra intención es asegurar que no haya entradas ilegales entre los puertos de entrada, y cuando sí las haya, maximizar nuestros esfuerzos de procesamiento y lograr que nuestras deportaciones sean del 100 por ciento.”
Este cambio de política, que representa un alejamiento de las estrategias más abiertas de la era Biden, se implementa bajo la administración Trump. La llegada de 1,500 efectivos del Departamento de Defensa, a los que se sumarán otros 5,050, incluyendo una brigada de vehículos blindados Stryker, según reportó The Hill, ha reforzado la presencia militar en la zona. Esta militarización de la frontera, no obstante, ha sido recibida con fuertes críticas.
El apoyo de la Guardia Nacional de Texas y el DPS (Departamento de Seguridad Pública de Texas), así como de las entidades federales, estatales y locales, refuerza la estrategia de Slosar. Él asegura que la Patrulla Fronteriza no ha liberado a ningún migrante a la comunidad desde que asumió el cargo. Su objetivo es claro: “Que no haya entradas ilegales entre los puertos de entrada. Esa es la forma más humana de manejar el entorno fronterizo.”
Sin embargo, la perspectiva no es unánime. Fernando García, director ejecutivo de la Red Fronteriza para los Derechos Humanos con sede en El Paso, considera la estrategia como una “militarización innecesaria que envía el mensaje equivocado a las comunidades fronterizas.” García lamenta que esta política perjudica a los solicitantes de asilo con reclamos genuinos, forzándolos en algunos casos a recurrir a contrabandistas.
La situación se complica aún más por las operaciones de organizaciones criminales transnacionales, implicadas en el contrabando de migrantes, el secuestro y la extorsión. Slosar reconoció la problemática y afirmó que la Patrulla Fronteriza continúa trabajando para desarticular estas redes criminales. El año pasado, casi 200 migrantes perdieron la vida en canales, desiertos y montañas entre el condado de Hudspeth y la línea estatal de Nuevo México-Arizona, según agencias federales y defensores de inmigrantes. La compleja realidad fronteriza exige un análisis profundo que considere las diversas perspectivas involucradas.