En el corazón de este dilema se encuentra la deportación voluntaria, un término que genera un abanico de interpretaciones. Yesenia Polanco Galdámez y Jamilah Espinosa, dos expertas en leyes de inmigración, nos ayudan a descifrar la complejidad de este proceso.
La abogada Polanco Galdámez señala que la autodeportación, es decir, la salida del país sin intervención oficial, se está convirtiendo en una opción cada vez más frecuente, impulsada por el miedo a las redadas y deportaciones. “Quieren que nos vayamos porque cuesta mucho dinero deportar a una persona… entonces el Gobierno genera miedo para que las personas se vayan solas”, afirma. Sin embargo, considera que el miedo no debe ser la única razón para tomar tal decisión.
En contraste, la deportación voluntaria es un proceso legal, donde el inmigrante sale del país bajo ciertas condiciones y con un plazo establecido. Pero, ¿quiénes pueden optar por ella?
- No todos los inmigrantes tienen acceso a la deportación voluntaria. Quienes han cometido delitos graves, están involucrados en actividades terroristas, no han residido en el país un año antes de la audiencia, o no pueden demostrar solvencia económica para su viaje, podrían no ser elegibles.
- De acuerdo con las expertas, la decisión del juez también juega un papel fundamental.
La abogada Espinosa destaca la importancia de evaluar las circunstancias antes de tomar una decisión:
“Recomiendo la deportación voluntaria si la persona tiene otros remedios para regresar legalmente, como una visa humanitaria”. Sin embargo, advierte sobre los riesgos:
- Falta de recursos económicos: No tener los fondos para salir del país en la fecha establecida puede convertir la deportación voluntaria en una formal, con consecuencias legales más graves.
- Existencia de otros remedios migratorios: Si el inmigrante tiene posibilidades de asilo, TPS, o alguna visa humanitaria, la deportación voluntaria podría no ser la mejor opción.
Ambas abogadas enfatizan el factor crucial de la salud mental. La prolongada estancia en un centro de detención puede tener un impacto devastador en la psique del inmigrante.
“Es una decisión muy personal… el estar en la cárcel es muy complicado”, concluye Polanco Galdámez. El proceso requiere una cuidadosa evaluación de las opciones legales, la situación familiar, y el impacto psicológico de cada decisión. La búsqueda de asesoría legal especializada es fundamental en este proceso.
La situación de los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos sigue siendo compleja y cargada de implicaciones legales y emocionales. La búsqueda de soluciones justas y humanas es fundamental.
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