El plan busca convertir a internet en un derecho fundamental en México, y para ello se han presentado diversas iniciativas, que si bien prometen un futuro conectado, todavía dejan algunas preguntas sin respuesta.
Una de las estrategias clave es la autonomía tecnológica, que busca desarrollar soluciones propias y reducir la dependencia de proveedores externos. Se ha propuesto la creación de una "fábrica de software", pero la pregunta que surge es ¿cómo se traducirá esta autonomía en una mayor accesibilidad a internet en zonas rurales y con poblaciones vulnerables? La falta de detalles sobre la infraestructura necesaria y la conectividad en esas áreas genera dudas sobre la efectividad real del plan.
En cuanto a la política de telecomunicaciones, se menciona la intención de cerrar brechas de desigualdad en el acceso a internet. Sin embargo, la información sobre cómo se abordarán las barreras específicas de infraestructura y acceso en zonas rurales, donde la conectividad es limitada y los costos pueden ser prohibitivos, es escasa.
También se mencionó el Programa Espacial Mexicano, con el lanzamiento de un nuevo satélite para 2027-2028. Este satélite promete brindar servicios de conectividad en áreas remotas, pero se necesita información sobre el alcance geográfico y la capacidad del satélite para atender las necesidades de las poblaciones más vulnerables.
Por último, el Centro Nacional de Tecnología Pública busca fortalecer las capacidades locales, con la creación de un repositorio de código público y una escuela de tecnología para servidores públicos. Si bien este centro podría ser un elemento clave para la transformación digital, nuevamente, falta información sobre cómo se abordarán las disparidades de recursos y capacidades entre las diferentes regiones del país.
En resumen, aunque el plan para cerrar la brecha digital expresa la voluntad política de abordar el problema, la información proporcionada es vaga y carece de detalles específicos sobre la estrategia de implementación en las zonas más necesitadas. Se mencionan buenas intenciones, pero no se ofrecen planes concretos y medibles para alcanzar los objetivos planteados. La falta de información crítica impide una evaluación objetiva de la viabilidad del plan para cerrar efectivamente la brecha digital.