La reciente visita de la Presidenta Claudia Sheinbaum a Sonora, junto con el Gobernador Alfonso Durazo, ha generado una ola de expectativas.
Las declaraciones del Gobernador Durazo, tras su reunión con la Presidenta, transmitían un optimismo moderado: “lo mejor está por venir”. Sin embargo, la conferencia matutina del 3 de enero de 2025, ofreció una perspectiva más matizada. Se destacó la fortaleza de las reservas internacionales de México, que alcanzaron los 228,900 millones de dólares, presentándolos como una garantía de estabilidad económica.
Pero, ¿es todo color de rosa? El periodista Demián Duarte de Sonora Power, planteó una preocupación clave: la volatilidad del tipo de cambio. La Presidenta Sheinbaum atribuyó estas fluctuaciones a las presiones del nuevo gobierno estadounidense, pero sin detallar soluciones más allá del apoyo al tratado comercial. Esto genera dudas en muchos analistas.
El discurso oficial promueve un modelo económico que fusiona la inversión privada con una mayor participación estatal en sectores estratégicos. Se mencionan el Plan Sonora y el Plan México como pilares para el crecimiento, incluyendo la relocalización de empresas y el impulso a la producción nacional. Sin embargo, la falta de detalles concretos sobre los acuerdos firmados en Sonora alimenta las incertidumbres.
La promesa de crecimiento económico se complementa con el objetivo de una mejor distribución de la riqueza. Sin embargo, la enorme informalidad laboral, que afecta al 55% de la población económicamente activa (PEA), representa un reto mayúsculo. Si bien se mencionaron estrategias para la formalización, la ausencia de detalles sobre su implementación genera escepticismo sobre su eficacia.
En resumen, el mensaje oficial proyecta optimismo, pero la falta de especificidad en cuanto a acuerdos, estrategias de implementación y mecanismos de evaluación deja una sensación de indefinición. El tiempo dirá si las expectativas generadas se traducen en resultados concretos y tangibles para Sonora.