La reciente conferencia de prensa de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, el 6 de enero de 2025, ha generado debate. Si bien se enfatizó el compromiso con la "autodeterminación de los pueblos" y el apoyo a los mexicanos en el extranjero, las declaraciones dejaron más preguntas que respuestas.
El regreso de Donald Trump a la presidencia estadounidense proyecta una sombra de incertidumbre sobre la relación bilateral. Sheinbaum prometió un refuerzo del apoyo a los migrantes mexicanos, incluyendo "la ampliación de servicios consulares y la defensa legal". Sin embargo, la falta de especificación presupuestal para esta defensa legal genera inquietud. La anunciada gira por los 50 estados, aunque con buena intención, parece más un acto simbólico que una estrategia con resultados garantizados.
La situación se complica con la postura de México respecto a Venezuela. La presidenta mencionó el principio de autodeterminación, anunciando el envío de un representante a la toma de posesión del nuevo presidente venezolano. Pero la falta de una declaración contundente sobre la legitimidad del proceso electoral, especialmente considerando que "las actas de la elección no han sido publicadas públicamente," como ella misma había condicionado su reconocimiento, deja una sensación de ambigüedad. Esta omisión genera cuestionamientos sobre la firmeza en la defensa de los principios democráticos.
Las promesas de atención humanitaria y legal para los mexicanos en Estados Unidos, ante un potencial gobierno anti-inmigrante, quedan en el aire sin la seguridad de recursos y estrategias concretas. La situación requiere una mayor definición de la política exterior mexicana para navegar con éxito las complejidades de la geopolítica actual.
El escenario, en resumen, presenta desafíos significativos. La administración Sheinbaum deberá definir claramente su rumbo en la relación con Estados Unidos y Venezuela para generar confianza y estabilidad en las relaciones internacionales.