El reporte inicial hablaba de una persona herida con arma blanca en la colonia La Esperanza, también conocida como "La Federacha". Los oficiales de la Policía de Guadalajara llegaron a un domicilio ubicado entre las calles San Ignacio y Prudencia. Ahí encontraron a una mujer con ropa manchada de sangre. Sin embargo, la explicación que ofreció fue inesperada.
Según el comisario de supervisión de la Policía de Guadalajara, Miguel Castellanos Camacho, la mujer aclaró que la sangre no era suya, sino de su perro. Fue entonces que se desveló la impactante verdad: una discusión entre la mujer y su pareja había escalado peligrosamente. Su mascota, un fiel compañero, intervino para defenderla, recibiendo el impacto de un arma blanca por parte del agresor.
La escena rápidamente se tornó emotiva. La mujer, desesperada, pidió ayuda a los oficiales para trasladar a su perrito a una veterinaria, un acto reflejo de la profunda conexión entre ambos. Los policías, conmovidos por la situación, accedieron a su petición.
Mientras el can recibía atención veterinaria, la División Especializada en la Atención a la Violencia contra las Mujeres de la Comisaría de Guadalajara intervino. Ofrecieron apoyo a la mujer y la exhortaron a presentar una denuncia formal ante las autoridades competentes. Personal paramédico también evaluó su estado de salud para descartar cualquier lesión.
El incidente, aunque centrado en la agresión al perro, refleja una problemática mayor: la violencia de género y la importancia de la protección animal. La pronta respuesta de las autoridades, tanto en el apoyo al animal como en la atención a la víctima, es digna de destacarse. Los detalles del estado del perro, sin embargo, aún permanecen sin revelar públicamente.