Roberto Velasco, subsecretario de la Secretaría de Relaciones Exteriores responsable de América del Norte, tomó la palabra con la firmeza de un veterano diplomático. Su mensaje, lejos de ser una simple formalidad, reafirmó la postura de México de actuar “de forma pacífica, en sentido humanitario y con estricto apego al derecho internacional”.
Durante la conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum se mostró dispuesta a escuchar y a responder a las inquietudes del ministro, mientras Velasco, en representación del canciller Juan Ramón de la Fuente, enfatizaba la divergencia con las recientes acciones del gobierno interino de Perú. Según el subsecretario, la decisión peruana de interrumpir relaciones diplomáticas por el otorgamiento de asilo a Betssy Chávez Chino se percibe como “un acto inamistoso” y una medida unilateral que México rechaza.
La figura central que emergió de este intercambio fue la de la ex primera ministra peruana, Betssy Chávez. Tras su salida del poder el pasado diciembre, el gobierno mexicano decidió otorgarle asilo político. Velasco explicó que la decisión es exclusiva de México y que, tras conceder la protección, se solicitó a Perú un salvo conducto para que la ex dirigente pudiera abandonar la nación andina sin obstáculos.
Raquel Serur, subsecretaria de la SRE para América Latina y el Caribe, aprovechó el momento para rememorar la larga tradición mexicana de acogida a quienes huyen de persecuciones. Desde la época de Lázaro Cárdenas, cuando el país recibió a miles de exiliados españoles, hasta la protección brindada a figuras como Rigoberta Menchú y Evo Morales, México se ha mantenido como un refugio para quienes buscan seguridad ante la represión.
El director de la oficina de América Latina y el Caribe, Pablo Monroy, recordó que, a diferencia de otras naciones, México nunca declaró a los diplomáticos peruanos como persona non grata durante la crisis que llevó a la destitución de Pedro Castillo. “Mantuvimos nuestras relaciones diplomáticas con Perú, lo que demuestra el profundo respeto y cariño que tenemos por el pueblo peruano”, afirmó.
En conjunto, la declaración del gobierno mexicano subraya su compromiso con los principios humanitarios y el derecho internacional, mientras mantiene una postura de firmeza ante las decisiones que percibe como contrarias a esa tradición. El relato, tejido con hechos y declaraciones oficiales, refleja la continuidad de un legado que ha marcado la política exterior del país durante más de un siglo.
