Incorrecta implementación de las plantas potabilizadoras en el Río Sonora: Colson

Ante un desastre minero, como el ocurrido en el río Sonora en el verano de 2014, es imposible gestionar la total reparación de daños para los damnificados, y es aún más difícil sin la voluntad y capacidad política de las autoridades estatales y federales, señaló el doctor Rolando Díaz Caravantes.

Expuso que hasta 2020, solo se recuperó una pequeña parte de lo provocado por el desastre y quedó evidenciado que la actividad minera no puede convivir en armonía con su entorno social y ecológico y de acuerdo a lo que se establece en la Ley Mexicana de Protección Civil, resulta inalcanzable el retorno a la normalidad y la recuperación de las condiciones de vida de las comunidades.

“Podemos concluir que hubo una respuesta ineficiente en términos de temporalidad, lo cual agrava la etapa de recuperación. Esta tardía e ineficiente respuesta hace incuantificable los daños provocados”, mencionó.

Díaz Caravantes agregó que las instancias municipales o locales no tienen la capacidad técnica ni financiera para operar una tecnología (de las potabilizadoras) que requiere un alto grado de conocimiento y de recursos, lo cual se vuelve aún más complejo si la instalación de dicha tecnología es incorrecta o incompleta.

Detalló que no se cumplió con el número de plantas potabilizadoras proyectado, ya que, de una propuesta inicial de 37 plantas, se pasó a 28 y se instalaron sólo 10 de las cuales seis son fijas y cuatro móviles, y si se toma en cuenta el total de plantas instaladas con respecto a las 37 anunciadas, resulta que menos de la tercera parte del objetivo se cumplió.

“Se pone en evidencia la ambigüedad institucional sobre cuáles instancias, federales o estatales, son las responsables de supervisar la adecuada instalación de las plantas y propiciar el desarrollo de capacidades de las comunidades para su operación. Los escasos resultados de la estrategia de implementación de las plantas potabilizadoras hablan por sí mismos de la ausencia de este arreglo institucional”, sostuvo.

El profesor-investigador de El Colegio de Sonora añadió que de aproximadamente 17 000 muestreos de agua superficial de los parámetros registrados durante 2014 y 2015 por el Fideicomiso Río Sonora, cerca de 43 por ciento estaba fuera de los lineamientos de calidad de agua para la protección de la vida acuática, en específico por la presencia de bario, aluminio, zinc, fierro, cobre y plomo.

Además, tampoco se cumplen las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas ante casos de emergencia de origen minero, debido a la inadecuada implementación, a la incorrecta instalación de las plantas potabilizadoras y al insuficiente monitoreo y seguimiento para tratar los problemas de contaminación del agua.

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