Intacto el recuerdo de la tragedia

Un acontecimiento desafortunado que quedará guardado para siempre representa para el oficial de Bomberos, José Jesús Díaz Ruelas, el incendio de la Guardería ABC, registrado el 5 de junio de 2009, en el que fallecieron 49 niños y decenas resultaron lesionados.

Para el primer bombero en arribar a la estancia infantil, la cual a su llegada ya estaba siendo invadida por el humo y los gases tóxicos que derivaron del fuego y el polietileno, a 12 años de la tragedia el recuerdo de los hechos permanece intacto en su memoria.

A pesar de que su arribo al siniestro no pudo evitar la tragedia, a la fecha asegura estar con la conciencia tranquila de que él y sus compañeros hicieron todo lo que estuvo a su alcance para salvar la mayor cantidad de vidas.

Recordó que aquel 5 de junio de 2009 era su día de descanso y estaba en su casa, ubicada en la colonia Los Olivos, cuando se percató de que por la frecuencia de radio informaron de un incendio presuntamente en una llantera que ponía en riesgo a la guardería, y al asomarse al lado Oriente observó que en el cielo se dibujaba una gran columna de humo, por lo que se dirigió al lugar en su vehículo particular y pudo llegar primero que las unidades que estaban atoradas en el tráfico y el caos vehicular.

“Yo bajo de mi vehículo y me empiezo a equipar al ver que estaba saliendo demasiado humo de lo que viene siendo la bodega de la guardería, para poder ingresar con más seguridad, al momento veía que salía gente, salían jóvenes, trabajadores de aquí de diferentes empresas, con niños cargando, policías cargando niños hacia enfrente de ellos, no recargados en el pecho por las quemaduras”, detalló.

El primer sentimiento de impotencia, señaló, fue cuando un padre de familia le pidió que auxiliara a sus hijos, los cuales eran una niña, de un año de edad, con quemaduras de primer grado y un niño de aproximadamente 3 años de edad, que desgraciadamente ya había fallecido.

“Recuerdo que una de las personas que los llevaba era un joven que traía a su hijo y el señor venía cargando a su bebé (niña) en ese momento me identifican como bombero y me lo entregan, al momento que me lo entregan yo hago lo que se tiene que hacer, checar vías respiratorias y dar primeros auxilios; en ese momento yo me doy cuenta que después de tomar signos vitales el niño no presentaba vida y la otra bebé tenía quemaduras en su rostro, y tengo que decirle a la persona, al padre de familia, que su hijo ya había fallecido”, precisó.

Con angustia apuntó que ante la lamentable noticia aquel padre lo tomó del brazo de manera violenta para exigir que atendiera a su hijo pero que al ver que éste no presentaba signos vitales tuvo que zafarse bruscamente para ingresar a la guardería e iniciar el operativo de rescate; recuerdo que a la fecha le sigue pesando y ofrece disculpas.

“Me puede mucho haber dejado al papá ese día, él sabe que lo que hice no fue por abandonarlo sino por querer rescatar más niños con vida, el de él pues ya era imposible, en ese momento el forcejea con mi mano, me agarra y tengo que golpearle la mano para que me suelte y tener que avanzar. Si él me recuerda yo le pido una disculpa por lo que hice, pero fue por salvar más vidas”, expresó.

De los momentos de mayor satisfacción ante la tragedia de tal magnitud, relató que fue al hacer recorridos por los cuartos que ya habían sido atendidos por vecinos voluntarios y pudo rescatar a dos niños que aún estaban con vida que habían dejado olvidados.

A pesar de la preparación sicológica y la experiencia que le ha dejado su labor como bombero, Jesús Díaz afirma que el 5 de junio de 2009 es sin lugar a dudas el acontecimiento más triste que ha padecido Hermosillo y que quienes participaron en el siniestro jamás podrían olvidarlo.

“Después de 12 años es difícil que se te olvide este tipo de tragedia tan grande, más cuando pasas por aquí, que vas a un negocio hacia el lado oriente y que pasas por este lugar, es difícil no voltear y ver cómo quedó y cómo quedó abandonada la guardería’’, manifestó.

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