En medio del camposanto está la tumba de “El Tiradito” y dentro de su capilla, las velas de los creyentes arden todo el año en espera de que les conceda un milagro.
Hace más de un siglo, su fama se extendió a toda la región y por ello, las personas acuden a su sepulcro con la esperanza de recibir su ayuda desde el más allá.
Esta gracia divina, se la atribuyó la misma gente del pueblo de Agua Prieta y en las paredes de su altar escriben peticiones colocando sobre el piso una vela encendida para velar su ruego.
Su nombre se ignora, sólo se supo que fue un soldado villista que cayó muerto en combate cuando Francisco Villa, intentó inútilmente tomar por asalto esta frontera.
OFICIAL DE LA DIVISIÓN DEL NORTE
Le llaman “El Tiradito” por la forma en que fue encontrada su tumba.
El llamado Centauro del Norte se retiró derrotado de Agua Prieta, llevándose sólo a sus heridos y abandonando los cuerpos de sus soldados muertos en el campo batalla.
Sin embargo, “El Tiradito”, fue sepultado, lo que refleja que se trató de un oficial de alto rango entre la división del norte.
La tumba de este personaje quedó en medio de terrenos baldíos y poco a poco comenzó a crecer la leyenda de que aquel soldado villista sepultado concedía lo que se le pidiera.
Conforme pasó el tiempo más personas se acercaron a pedirle favores, hasta que “El Tiradito” se convirtió en un símbolo para los aguapretenses.
EXHUMACIÓN
La llamada “zona de tolerancia” fue trasladada a esos terrenos, por lo que la tumba quedó debajo de los edificios.
María Luisa Naponelli, propietaria de uno de los prostíbulos, acudió a las autoridades para solicitar autorización para la exhumación de sus restos, además de cubrir todos los gastos por este trámite.
El miércoles 23 de noviembre de 1955 exhumaron su cuerpo y la señora María Luisa Naponelli le construyó una capilla en el panteón municipal.
Su fama de milagroso era grande y la gente creyente continuó visitándolo en el cementerio de Cristo Rey, hasta los años 50.
Con el paso del tiempo, la llegada de nuevas generaciones y personas de otros estados y otros países, la veneración a “El Tiradito” fue perdiendo fuerza, pero sigue latente.
La capilla de “El Tiradito” siempre habrá flores, velas encendidas, otras consumidas y peticiones escritas dentro y fuera de su capilla que la gente sigue llevándole.
Algunas personas creyentes aseguran que el soldado villista después de muerto les ha concedido milagros.
Aunque la puerta tiene pasador para asegurarla con candado, ésta siempre permanece abierta para recibir a los creyentes.