En los últimos años, la búsqueda de un hogar se ha convertido en una batalla cuesta arriba, especialmente para quienes buscan vivienda asequible. Un problema que no discrimina, que afecta a familias de distintos niveles socioeconómicos, y que ha puesto en jaque a las autoridades locales.
Para comprender la magnitud del problema, basta con observar las cifras. Más de 75,000 hogares en Tucson destinan más del 30% de sus ingresos al pago de la vivienda, un porcentaje que indica una situación crítica. "El mercado de vivienda ha cambiado radicalmente en los últimos años", afirma Ann Chanecka, directora de Vivienda y Desarrollo Comunitario de Tucson, "y creo que esta no es una noticia nueva para nadie que viva en Tucson".
Ante esta realidad, la ciudad ha puesto en marcha un plan estratégico para combatir la crisis de vivienda. El Plan de Inversión para Personas, Comunidades y Viviendas, un documento de 109 páginas, busca revertir la tendencia a través de una serie de medidas innovadoras.
El plan propone:
- Permitir la construcción de unidades de vivienda accesorias junto a casas unifamiliares. Esta medida busca aprovechar al máximo el espacio disponible en las zonas residenciales, creando nuevas opciones de vivienda más pequeñas y económicas.
- Fomentar la creación de "aldeas de casas pequeñas", ofreciendo alternativas de vivienda más asequibles y con menor impacto ambiental.
- Invertir en la rehabilitación y preservación de unidades de vivienda existentes. Esta medida busca revitalizar el parque de viviendas existente, asegurando que las unidades existentes sean seguras, habitables y accesibles para todos.
El plan de Tucson es más que un conjunto de medidas, es una declaración de intenciones. Un compromiso con un futuro más accesible para todos los residentes. "Hicimos una encuesta preguntando cuáles eran los mayores desafíos comunitarios que enfrentaban", comenta Chanecka, "y el número uno fue la asequibilidad de la vivienda".