El pasado jueves 26 de diciembre, un vuelo de Alaska Airlines, el número 700, procedente de Seattle, Washington con destino a Phoenix, Arizona, experimentó un evento que puso a prueba la calma de todos a bordo. El avión, un Boeing 737 Max 9, se encontraba sobrevolando el territorio estadounidense alrededor de las 2:30 p.m. cuando ocurrió un suceso repentino e imprevisto.
De acuerdo a la aerolínea, la aeronave sufrió turbulencia severa. Este tipo de turbulencia, a diferencia de las leves sacudidas comunes en vuelo, puede ser extremadamente intensa, y causar lesiones a los pasajeros y la tripulación si no se toman las medidas de seguridad adecuadas. "Pedimos disculpas por cualquier preocupación que esta experiencia haya podido causar a nuestros pasajeros," declaró Alaska Airlines en un comunicado oficial.
Tras el aterrizaje en el Aeropuerto Internacional Phoenix Sky Harbor alrededor de las 3:10 p.m., hora local, se hizo evidente la magnitud de la situación. Varios miembros de la tripulación requirieron atención médica inmediata y fueron trasladados a hospitales cercanos. Si bien ningún pasajero sufrió lesiones que requirieran hospitalización, la aerolínea sí confirmó que un pasajero recibió atención médica en el mismo aeropuerto. La Administración Federal de Aviación (FAA) inició una investigación sobre el incidente.
La FAA, en una breve declaración, confirmó el aterrizaje sin problemas y la posterior atención médica a la tripulación tras reportar una emergencia médica derivada de la turbulencia severa. La investigación de la FAA busca determinar las causas de la turbulencia y si se cumplieron todos los protocolos de seguridad. La aerolínea, por su parte, destacó "la habilidad y profesionalismo al responder a esta situación" por parte de su tripulación, ofreciendo todo su apoyo a los miembros afectados mientras reciben atención médica adicional.
La FAA también proporcionó recursos adicionales sobre las medidas de seguridad para prevenir o mitigar los efectos de la turbulencia durante el vuelo. A pesar de la gravedad de lo sucedido, el incidente recalca la importancia de los protocolos de seguridad en la aviación y la preparación constante de la tripulación para hacer frente a situaciones inesperadas.