El Dr. Francisco Piña Osuna, investigador de la Universidad de Sonora (Unison), arroja luz sobre un problema alarmante: el flujo constante de armas de fuego desde Estados Unidos hacia México. Este tráfico, que utiliza Sonora como punto crucial, alimenta el arsenal del crimen organizado, exacerbando la violencia en la región. El académico destaca la disparidad entre las leyes de posesión de armas en ambos países como un factor determinante. “La regulación estadounidense, mucho más laxa, contrasta con la estricta regulación mexicana, creando una brecha que las organizaciones criminales aprovechan sin piedad,” explica.
Este contraste legal genera una laguna que facilita el trasiego de armas. Redes criminales, algunas con vínculos con cárteles mexicanos y otras conformadas por ciudadanos estadounidenses, se encargan de adquirir y transportar las armas hacia el sur. Piña Osuna señala que “es ingenuo creer que la responsabilidad del tráfico de drogas recae únicamente en un solo lado de la frontera. La realidad es mucho más compleja y entrelazada.”
Pero el problema no es unidireccional. Así como las drogas fluyen de México hacia Estados Unidos, las armas viajan en sentido inverso, gracias a una red sofisticada de contrabando. Sonora, por su ubicación geográfica, se convierte en un punto estratégico en esta problemática, especialmente considerando la pugna entre grupos delictivos por el control del narcotráfico. La fácil accesibilidad al mercado estadounidense de armas agrava la situación.
Según un informe reciente de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) de Estados Unidos, Arizona figura entre los principales estados que alimentan el tráfico de armas hacia México, junto con Texas, California y Nuevo México. La ruta Arizona-Sonora es considerada una de las más importantes, con un 74% de las armas recuperadas en México siendo de manufactura estadounidense. Cinco rutas principales han sido identificadas por la ATF, incluyendo la de Arizona a Sonora, lo que subraya la necesidad de una mayor colaboración entre las autoridades de ambos países.
La demanda interpuesta en 2021 por Marcelo Ebrard, entonces canciller de México, contra empresas fabricantes de armas estadounidenses, por su papel en la violencia generada por el flujo de armas a los cárteles, sigue sin resolución.
La situación en la frontera entre Arizona y Sonora, más allá de los datos y estadísticas, revela una realidad compleja, donde la cooperación binacional es crucial para contrarrestar el flujo de armas y, con ello, disminuir la violencia en la región.