México, DF
El triunfo de Murray en el Master 1000 significa un cambio radical en el tenis mundial.
El triunfo de Andy Murray en el Masters 1000 de Miami significó un cambio radical en la cúpula del tenis mundial, ya que por primera vez en 10 años ni Roger Federer y tampoco Rafael Nadal figuran en los primeros dos puestos de la clasificación ATP (Asociación de Tenistas Profesionales).
El dominio de Federer y Nadal en el circuito internacional fue apabullante hasta que al suizo lo alcanzó la edad y al español las lesiones, además de que Djokovic se consolidó como un tenista de primer nivel.
Federer y Nadal suman 28 títulos mayores en la década más reciente (17 y 11 de forma respectiva), es decir, juntos ganaron el 70 por ciento de los Grand Slam desde 2003 a lo que va de 2013.
Sin embargo, el duopolio del suizo y el español comenzó a tambalearse a partir de 2011 cuando “Nole” conquistó el Abierto de Australia, Wimbledon y el US Open para sacar a Federer de la pintura y subir al número uno de la ATP. En ese año, el oriundo de Basilea no figuró en los ganadores de Grand Slam por primera vez desde 2002. Por su parte, Nadal resistió y se llevó Roland Garros.
Un año más tarde, el español llegó a la Final de Australia y repitió el título en París. No obstante, sus rodillas cedieron en la segunda ronda de Wimbledon para despedirse del resto de la temporada.
Djokovic se perfilaba como favorito a ganar todo en 2012, pero sólo pudo refrendar la corona en Australia. Federer apeló a su leyenda y conquistó Wimbledon al derrotar a Murray en la Final en el All England Club.
Tras Wimbledon llegaron los Juegos Olímpicos, donde Andy Murray se llevó la gloria para sorpresa de todos. El fracaso de Djokovic en Londres 2012 dejó servida una Final entre Federer y el hombre de casa.
Federer partía como favorito después de su victoria unas semanas antes en la hierba londinense sobre el mismo Murray, pero el escocés aprovechó la localía para colgarse el Oro y enfilarse de cara al título del US Open.
Murray llegó a Nueva York con la cuenta pendiente de nunca haber ganado un Grand Slam.