El nombre, por supuesto, es Paolo Guerrero. No se trata de un rumor en las redes sociales ni una especulación periodística; el propio “Depredador”, tras un entrenamiento con Alianza Lima, decidió compartir con la prensa una noticia que ya recorre el país: su retiro de la selección peruana.
“Hice mi último partido en Argentina, y yo estoy bien en Alianza, preparándome, queriendo hacer un buen torneo, un gran campeonato, que para eso me estoy preparando,” declaró brevemente, deteniendo su vehículo para esta inesperada conferencia improvisada. A sus 41 años, el goleador histórico de la selección, con 41 goles en dos décadas de trayectoria, cierra un capítulo monumental de su carrera.
Su decisión, lejos de ser impulsiva, refleja una visión estratégica para el futuro del fútbol peruano. Guerrero enfatizó la necesidad de una renovación generacional: “la blanquirroja necesita de gente nueva, caras nuevas, jóvenes, lo que la gente pide... en este nuevo proceso. Así que démosle la oportunidad a los jóvenes y todos poner un granito de arena a la selección.”
Su último encuentro con la camiseta blanquirroja fue en noviembre pasado, en Buenos Aires, un partido contra Argentina que terminó con una derrota 1-0 para Perú. Actualmente, Perú se encuentra en el último lugar de las eliminatorias sudamericanas con 7 puntos, mientras que Argentina lidera la tabla con 25. Los próximos desafíos para la selección serán contra Bolivia y Venezuela en marzo.
El recorrido de Guerrero por el fútbol internacional es extenso y prestigioso: Bayern Munich, Hamburgo, Corinthians, Flamengo e Internacional son solo algunos de los clubes donde brilló su talento. Curiosamente, su debut en el fútbol local se dio recién en 2024, a los 40 años, con el César Vallejo, antes de volver a casa, a Alianza Lima, el club de sus amores desde la infancia, donde se formó en las divisiones menores antes de su viaje a Europa.
Su legado en la selección, sin embargo, trasciende cualquier estadística. Fue fundamental en la clasificación al Mundial de Rusia 2018, un logro histórico después de 36 años de ausencia, bajo la dirección del argentino Ricardo Gareca. Un fin de ciclo que marca el inicio de una nueva era para el fútbol peruano.