La noticia, que ha circulado como la pólvora entre los aficionados, involucra a dos gigantes del deporte blanco: Novak Djokovic y Andy Murray. Dos nombres que, por años, representaron la rivalidad en la cancha, ahora unidos por un objetivo común.
La sorpresa llegó en noviembre, cuando Djokovic, poseedor de un récord de 24 títulos de Grand Slam, contactó a Murray para una propuesta poco convencional: “¿Te gustaría ser mi entrenador, al menos por el Abierto de Australia?”. Una idea audaz, considerando su historial de enfrentamientos, con un marcador de 25-11 a favor de Djokovic en sus duelos profesionales. Entre esas derrotas de Djokovic destaca la victoria de Murray en el US Open 2012 y Wimbledon 2013, momentos cumbre en la carrera del escocés.
Murray, tricampeón de Grand Slam y con dos medallas de oro olímpicas individuales, respondió con una mezcla de asombro y aceptación. "Obviamente no esperaba eso cuando él llamó", confesó Murray, quien se retiró oficialmente del tenis profesional en agosto pasado en los Juegos Olímpicos de París.
La analogía futbolística no se hizo esperar. Daniil Medvedev, campeón del US Open 2021, comparó esta inesperada colaboración con algo inimaginable: "Imagina si Lionel Messi se convirtiera en el entrenador de Cristiano Ronaldo. Sería extraño".
Ambos tenistas, nacidos con una semana de diferencia en mayo de 1987, se encuentran ahora en un terreno desconocido, compartieron experiencias, no solo tácticas de juego, sino también reflexiones sobre la vida. "Ahora todas las cartas están sobre la mesa", afirmó Djokovic, quien busca sumar otro título al Australian Open, con Murray en su banquillo, al menos por este torneo. La duración de esta inusual sociedad, sin embargo, permanece en el aire.
Esta colaboración, más allá de su impacto en el deporte, refleja la capacidad de dos leyendas para trascender la competencia y buscar nuevas formas de desafiarse y crecer, dejando atrás la rivalidad para explorar una nueva faceta en el tenis.