El encuentro entre Chelsea y West Ham, disputado en Stamford Bridge, prometía ser un duelo cerrado. Y así fue, al menos durante gran parte del partido. El capitán de West Ham, Jarrod Bowen, quien regresó a las canchas después de una lesión en el pie que lo mantuvo alejado seis partidos, marcó el primer gol a los 42 minutos. Un pase retrasado de Levi Colwill y la precisión de Bowen, con un remate de zurda, vencieron la resistencia del portero Filip Jørgensen. "Un golazo para abrir el marcador," comentaron algunos aficionados.
Parecía que West Ham se llevaría la victoria, pero el Chelsea, con una demostración de garra y algo de fortuna, logró darle la vuelta al marcador. A los 64 minutos, tras una jugada que generó polémica y una revisión del VAR, Pedro Neto, ingresando desde el banco, anotó el gol del empate tras un rebote en la línea de gol. La controversia rodeó la jugada, con reclamos por una posible falta sobre Bowen en la acción previa.
Y cuando parecía que el empate se mantendría, llegó el momento culminante. A falta de 16 minutos para el final, un centro aparentemente inocuo de Cole Palmer, desde una posición casi imposible, fue desviado por Aaron Wan-Bissaka, defensor del West Ham, hacia su propia portería. Un autogol que significó la remontada y la victoria para el Chelsea.
La derrota significó un regreso agridulce a Stamford Bridge para Graham Potter, recientemente nombrado entrenador del West Ham, tras su salida de Chelsea en abril de 2023. La victoria deja a Chelsea en el cuarto puesto de la tabla, dos puntos arriba del Manchester City y cuatro detrás del Nottingham Forest. West Ham, por su parte, se mantiene en el puesto 15.
Más allá del resultado, el partido dejó una huella imborrable en la memoria de los aficionados, un recordatorio de que en el fútbol, hasta el último minuto puede deparar sorpresas.