Juegos Olímpicos 2026: Pista de Cortina en Riesgo
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Eso es, en esencia, el reto que enfrentan los organizadores de los Juegos Olímpicos de Invierno Milán-Cortina 2026.
La fecha límite se acerca a pasos agigantados. Falta exactamente un año para la ceremonia de apertura, el 6 de febrero de 2026, y el corazón de la competición, la pista de deslizamiento de Cortina d'Ampezzo, aún se encuentra en construcción. El proyecto, con un costo de 118 millones de euros (123 millones de dólares), presenta un desafío sin precedentes: construir un centro de deslizamiento en un tiempo récord.
“Casi el 70% de la pista está completa,” afirma Fabio Saldini, comisionado del gobierno italiano a cargo del proyecto. Sin embargo, la realidad en el terreno es un panorama de barro y caos, con 180 trabajadores laborando incansablemente de 6 de la mañana a 1 de la madrugada.
La presión es inmensa. El Comité Olímpico Internacional (COI) ha exigido un Plan B: trasladar las pruebas de bobsleigh, luge y skeleton a Lake Placid, Nueva York, si la pista italiana no está lista para la certificación preliminar a finales de este mes. Una competencia de prueba en octubre se perfila como crucial, recordando el trágico accidente de Nodar Kumaritashvili en Vancouver 2010.
“Elegimos Lake Placid porque fue el único lugar donde nos ofrecieron la pista sin requerir que hiciéramos inversiones,” explica Andrea Varnier, CEO de Milán-Cortina. Mientras que el presidente del comité organizador, Giovanni Malagò, minimiza el Plan B, calificándolo como “una simple formalidad.”
El impacto ambiental también ha generado controversia. Se talaron 800 árboles para la construcción, una cifra que Saldini matiza, asegurando la reforestación con 10,000 nuevos árboles. La venta de entradas, con más de 350,000 solicitudes, un 70% del extranjero, añade otra capa de complejidad a la situación. El costo de las entradas para los eventos de deslizamiento oscila entre los 40 y los 100 euros.
La dispersión de eventos a través del norte de Italia –Cortina, Bormio, Anterselva, Val di Fiemme, Livigno y Milán– presenta un desafío logístico monumental, especialmente para atletas como Ester Ledecka, quien podría verse obligada a elegir entre dos carreras programadas simultáneamente en sedes distantes. A pesar de la larga historia de estos lugares como sedes de competiciones internacionales, la logística de los Juegos de 2026 se presenta como un reto único y de gran envergadura.