Marineros vencen 5-1 a Medias Blancas: Castillo y Muñoz claves

En el montículo, por los Marineros, brilló Luis Castillo. Su desempeño fue magistral: siete entradas, tres hits permitidos, cinco ponches y ninguna base por bola. Una actuación que le valió su cuarta victoria en enfrentamientos contra Chicago, consolidando su efectividad de 1.71 en estos encuentros. Esta victoria, su primera desde el 26 de abril, significó un respiro para un equipo que buscaba mantener su racha ganadora. “Castillo retiró a sus últimos 14 bateadores,” se lee en los reportes, un dato que refleja la dominancia mostrada en la lomita. Lanzó 94 pitcheos, 64 de ellos strikes, una precisión asombrosa.
Pero la noche no solo perteneció a los lanzadores. El bateo dominicano también dijo presente. Julio Rodríguez, con un impresionante grand slam –su segundo en su carrera–, selló la victoria de los Marineros. Su participación culminó con una línea de 4-1, una anotada y cuatro carreras impulsadas, un rendimiento clave para el triunfo. Además, Jorge Polanco aportó con un hit y una carrera impulsada, contribuyendo al sólido desempeño ofensivo del equipo.
Del otro lado del campo, los Medias Blancas, actualmente en el último lugar, presentaron una férrea resistencia gracias al destacado desempeño de Davis Martin, quien lanzó siete entradas y un tercio, la mayor cantidad en su carrera, permitiendo únicamente cuatro hits. Sin embargo, la estrategia de los Marineros y el poderío ofensivo fueron demasiado para superar. La derrota, la quinta consecutiva para Chicago, deja entrever las dificultades que enfrentan en este momento.
El relevo de Andrés Muñoz, con un ponche a Michael Taylor para asegurar el out final y sumar su rescate número 15 de la temporada, representó la estocada final a las aspiraciones de los Medias Blancas. El marcador final, 5-1 a favor de Seattle, refleja la superioridad mostrada en todos los aspectos del juego. La actuación de los jugadores cubanos, Randy Arozarena y Miguel Vargas, quienes se fueron de 4-0, aunque notable, no fue suficiente para cambiar el curso del partido.
El juego, una mezcla de pitcheo dominante, bateo oportuno y estrategias bien ejecutadas, quedará grabado en los anales del beisbol como un ejemplo de la alta competencia y el talento presente en las Grandes Ligas.