Haliburton: De la duda a la victoria en las Finales NBA

Segundos agonizantes se deslizaban en el reloj, marcando el compás de un encuentro que se definía al filo de la navaja. El marcador reflejaba una batalla cerrada, un pulso cardiaco a punto de detenerse.
En el centro de la escena, Tyrese Haliburton, el base de los Indiana Pacers, se erguía como un gladiador moderno. Su temporada comenzó con un registro de 10-15, acompañado de murmullos sobre su supuesta sobrevaloración por parte de algunos compañeros de la NBA. “Creo que como grupo, tomamos todo de manera personal,” confesó Haliburton, “No soy solo yo. Es todo el mundo. Siento que ese es el ADN de este grupo y no soy solo yo.” Esa frustración inicial, lejos de hundirlo, se transformó en un combustible implacable.
Con 0.3 segundos en el reloj, y el marcador a favor del Thunder de Oklahoma City por un punto, el peso de la responsabilidad recayó sobre sus hombros. El tiro, una precisión quirúrgica, selló la victoria 111-110 para los Pacers. Un triunfo agónico que, según su compañero Myles Turner, ejemplifica la esencia de Haliburton: “Cuando se trata de los momentos, él quiere el balón. Él quiere ser el que haga ese tiro. No se acobarda ante el momento y es muy importante en esta época del año tener a alguien a quien acudir.”
Las estadísticas son elocuentes. Haliburton atinó 4 de 4 en tiros cruciales en los últimos dos segundos del cuarto periodo y tiempo extra en estos playoffs, cada uno culminando en una victoria o extensión del partido. Un registro absolutamente excepcional, contrastado con el magro 4 de 26 del resto de la NBA en situaciones similares. “NO PUEDES INVENTARLO,” escribió en X la jugadora de la WNBA, Caitlin Clark, reflejando la incredulidad general.
Su desempeño no se limita a esta serie. En playoffs anteriores, Haliburton ha demostrado una capacidad asombrosa para decidir partidos en los instantes finales:
Ahora, con una ventaja de 1-0 en las Finales de la NBA, Haliburton se enfrenta a un futuro incierto, pero con una confianza inquebrantable. “De nuevo, otra gran remontada, pero hay mucho más trabajo por hacer,” afirmó con humildad. Su debut en las Finales ha sido un recital de talento y temple, una muestra de que la ira inicial se ha transformado en una determinación inquebrantable. La sonrisa que mostraba al final del Juego 1 era la mejor prueba de ello. “Confianza máxima, máxima en sí mismo,” concluyó Turner. “Es un jugador y un competidor y realmente solo un jugador de juegos.”