Boca Juniors empata con Benfica: Di María y Otamendi frustran la fiesta Xeneize

55.574 almas vibrando al ritmo del Xeneize, listos para presenciar el debut de Boca Juniors en el Mundial de Clubes. Una noche que prometía ser inolvidable para los aficionados.
La alegría inicial fue inmensa. Miguel Merentiel, a los 21 minutos, y Rodrigo Battaglia, a los 27, pusieron el 2-0 en el marcador. Una exhibición de eficacia y precisión que dejaba a Boca en una posición dominante. La jugada del primer gol, digna de recordar: un exquisito caño de Lautaro Blanco a Florentino Luís, previo al pase milimétrico a Merentiel. Un golazo que desató la euforia.
Pero la fiesta se enfrió rápidamente. El final del primer tiempo trajo consigo un penal discutido para el Benfica, convertido con maestría por Ángel Di María. Un golazo de penalti con un toque sutil de zurda que redujo la distancia. "No es lo mismo 2-0 que 2-1", reflexionó más tarde Miguel Ángel Russo, en su regreso como entrenador de Boca.
La segunda parte fue un vaivén de emociones. La expulsión de Andrea Belotti del Benfica a los 72 minutos parecía sentenciar la victoria de Boca, pero Nicolás Otamendi, en una jugada que generó polémica por una falta previamente verificada por el VAR sobre Carlos Palacios, cabeceó el empate a los 84'. Un cabezazo imparable que dejó a los hinchas boquenses con un sabor amargo.
La situación se complicó aún más con la expulsión de Jorge Figal a pocos minutos del final. "No supimos aprovechar el hombre de más que tuvimos," lamentó Battaglia. El partido, que se planteaba como un paseo triunfal, terminó en un empate 2-2 ante un Benfica que, a pesar de las bajas, supo reaccionar y llevarse un punto valioso. La lesión, a los 20 minutos, de Ander Herrera, y su posterior expulsión desde el banquillo por protestar el penal, añadió un capítulo más a la noche llena de contrastes para Boca.
Di María y Otamendi, dos campeones del mundo con Argentina en Qatar 2022, sellaron el empate, dejando claro que su experiencia es un factor a tener en cuenta. El primero, se retirará de la Albiceleste tras el Mundial de Clubes, para sumarse a Rosario Central. Una despedida a lo grande para un jugador que, a sus 37 años, sigue demostrando su talento. Boca deberá replantear su estrategia de cara al próximo encuentro contra el Bayern Múnich, un gigante que les espera el viernes.