La medida llega tras años de debate sobre seguridad, identidad futbolera y la esencia misma del espectáculo deportivo.
Claudio Tapia, presidente de la AFA, no ocultó su emoción al anunciar el regreso progresivo de los aficionados rivales: "Es el fútbol que todos nos acostumbramos desde chicos. Tenemos que volver a ese camino". La prueba de fuego será el duelo entre Lanús y Rosario Central, donde 6,500 fanáticos "canallas" ingresarán con entradas nominales y bajo estrictos protocolos.
- Contexto violento: La prohibición original surgió tras el asesinato de un hincha en 2013 durante enfrentamientos con barras de Estudiantes.
- Fracaso regulatorio: Pese a la veda, la violencia continuó con muertes entre facciones de las mismas barras bravas.
- Figura estelar: El partido marcará el debut como visitante de Ángel Di María con la camiseta de Rosario Central.
Javier Alonso, ministro de Seguridad bonaerense, fue claro:
"No es volver a lo de antes. Debemos desterrar la cultura donde niños cantan sobre drogas o matar rivales". El operativo incluirá vigilancia reforzada y un sistema que vincula cada entrada con la identidad del asistente.
Detrás del simbolismo, hay tensiones políticas y logísticas:
- La oposición cuestiona el uso de recursos policiales para estadios mientras crece la inseguridad ciudadana.
- Clubes como Boca y River enfrentarán dilemas para acomodar visitantes sin afectar a sus abonados.
- Solo Buenos Aires aplicará inicialmente la medida, aunque otras provincias evalúan sumarse.
Mientras los preparativos avanzan, las miradas están puestas en ese sector del estadio de Lanús que volverá a vibrar con cantos opuestos. Un experimento que podría redefinir cómo se vive el fútbol en Argentina.
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