Katy Perry de gata a leona

En el circo romano del ámbito pop, muchos son los que se prestan a combatir y pocos los que libran un segundo asalto

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Los Ángeles

En el circo romano del ámbito pop, muchos son los que se prestan a combatir y pocos los que libran un segundo asalto. De vuelta de su viaje por Suecia para un tercer embate, Katy Perry se presenta como la tigresa de la arena con un potente rugido, Prism.

La singular diva estadounidense acaba de liberar en su web oficial el audio completo de su tercer disco de estudio (el cuarto, si se tiene en cuenta el que publicó en 2001 como Kate Hudson), y de su escucha se derivan tan buenas premisas como de su primer single, Roar” (rugido, en inglés), octavo número 1 en su país.
Y es que su cuenta previa de victorias es sólida con solo dos álbumes, One of the boys (2008) y Teenage dream (2010), el cual le proporcionó hasta cinco números 1 en la lista de sencillos de EE.UU., hazaña que previamente solo había logrado el Bad de Michael Jackson.
Aunque Perry quemara las pelucas de colores y se desembarazaba de su imagen de pin-up” en los vídeos de calentamiento previos al lanzamient  o de este disco, no se separa mucho de las pautas básicas que la encumbraron. En todo caso, quizás hay una pizca menos de su acostumbrado humor autoparódico, como se aprecia en la insípida portada, lo peor de este álbum.
El título de Prism” proviene de la idea de proyectar en estas canciones todas sus facetas como artista, objetivo conseguido, pues en los trece cortes (dieciséis en la versión deluxe”) se halla de vuelta a la cantante gamberra, a la emotiva, a la optimista, a la urbana y al icono gay.
La principal novedad reside en que, seducida por la música de Robyn, la intérprete de I kissed a girl” volvió a los brazos de la consabida y omnipresente plétora de productores suecos, a saber, Klas Ahlund y, por supuesto, Dr. Luke y Max Martín, artífices de Teenage dream y tantos otros álbumes victoriosos.
Su toque es especialmente evidente en cortes como Walking on air”, uno de los nuevos sencillos, en el que practican un guiño irónico al sonido eurodance” que en la década de los 90 popularizaran grupos como 2Unlimited a Snap!
El álbum se abre con el selvático y vitalista Roar”, que se dio a conocer en medio de una polémica por supuesto plagio con el tema Brave” de su amiga” Sara Bareilles, quien, lejos de avivar el fuego, restó importancia al parecido y se dio por contenta con el subidón en ventas de su propio sencillo.
Le siguen el épico Legendary lovers”, con su envoltura marcial con toques de música bhangra”, y Birthday”, un más que potencial sencillo de promoción con una melodía fresca y optimista, aupada por vientos de trompeta y cierto sabor a los temas más lúdicos de Mariah Carey.
Algo tiene aquí con la diva de Hero”, porque la convierte incluso en icono en las letras del divertido y también retrospectivo This is how we do”, R&B travieso en la línea del Bootylicious” de Destiny’s Child con arreglos ochenteros de scratch”.
Dark horse”, que fue lanzado como single promocional, conecta con la tendencia más urbana y hip-hop” que la cantante abrió en su anterior disco con el tema E.T.”, aunque esta vez suene menos inspirado.
Más suerte correrá Unconditionally”, la balada de Prism por antonomasia, un tema de alta descarga emocional con sabor eurovisivo (productores suecos, ¿recuerdan?).
A partir de International smile”, que sigue las huellas de Hot n’ cold” y Last friday night”, Perry se mete en una deriva sentimentaloide que baja la nota global del disco obtenida en el primer tramo.
Probablemente, el rugido no llegue tan lejos pero Prism es un disco de pop sólido.

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