México, DF.
Fue vetada un tiempo por las televisoras, perdió una demanda contra Sony y aún así no la detienen.
Aunque es conocida como Amandititita, prefiere que la llamen Amanda. Desde su debut en 2008, muchas cosas han pasado en la vida de la compositora de cumbia. Fue vetada y readmitida por televisoras. Se enfrascó en un pleito legal con la disquera Sony. Cayó y se levantó. Ahora firmó con el sello independiente Terrícolas Imbéciles para lanzar Mala fama, su disco más reciente.
¿Nunca se deja de aprender?
Nunca, es un proceso natural para mí porque mis necesidades cambian conforme pasa el tiempo.
¿Y por dónde andan ahora?
Es una experiencia nueva ser independiente. Ya estuve sin casa discográfica, con una trasnacional, en fin. Ahora ando por territorios nuevos y siento que voy madurando. En términos artísticos, se trabaja primero para satisfacer una necesidad interna y después para el público.
¿Volvería con una transnacional?
Nunca, es innecesario. Si quieres fama, dinero o dar autógrafos, puedes hacerlo. Pero si quieres tener el control de tu trabajo y no poner en riesgo los derechos autorales de tus canciones, no lo hagas. Soy una persona a la que no le gusta que le digan cómo vestir, cómo tocar, incluso qué medios hacer. Me gusta decidir, no es que estén mal ellos o bien yo, simplemente somos harina de otro costal.
¿No toca ningún instrumento?
Me gusta escribir, leer y hacer las melodías. No he sentido la necesidad de tocar instrumentos. Mis conciertos son teatrales, pasan cosas a nivel de performance, me disfrazo de personajes. No toco pero siempre estoy haciendo algo escénico. Me gusta escribir, cantar y contar historias. No se me antoja empezar con la guitarra; mi interés va por un mejor desarrollo letrístico.
¿Es el alma de la fiesta?
Siempre. Me gusta que la gente se divierta conmigo, darle a alguien una sonrisa es brindar algo muy bonito.
¿El humor es su defensa?
No, el humor es una súper buena estrategia para denunciar y hacer crítica social. Pareciera solo un chiste pero no. En la canción de “La criada”, hablo de abuso sexual y laboral. El humor me da la posibilidad de contar dos historias, la simple y chistosa y una más profunda. Siempre que tengo un drama o estoy enferma hago un chiste.
¿Es de tirarse al drama?
No, soy exactamente proporcional. Para unas cosas soy muy intensa pero para otras soy más ligera.
¿Se ha robado libros?
Me da terror que me cachen. A los 12 o 13 años, me robé La hojarasca de García Márquez. Apenas se enteró mi mamá me metió una santa regañada que no me quedaron ganas de volverlo hacer. Por otro lado, creo que todos tenemos libros prestado que no hemos regresado.
¿Y sus lecturas?
Recién compré Imán de fantasmas de Francisco Hernández. Acabo de conocer a Carson McCullers y me estoy echando sus libros. De la literatura me gusta que nunca dejas de llegar por primera vez a algo.
¿Le ha costado demostrar que es algo más que irreverencia?
Me ha costado mucho. Hay quienes piensan que mi proyecto es romper esquemas y no es verdad. Voy por la vida sin arreglarme para las entrevistas, diciendo lo que pienso y de repente estallo porque algo me enfurece. Trato de ser congruente con lo que siento. En Televisa o TV Azteca hay gente que es buena onda y otra que me ve como el demonio. Muchos me creen enojona, pero soy una buena persona.