MÉXICO, DF.
Luis Estrada se confiesa un apasionado ‘patológico’ de la historia que lee cada día.
Cada vez que Luis Estrada concibe una película se dice a sí mismo que “México no puede estar peor” que lo que cuenta en su cinta, pero para cuando llega a los cines, la realidad siempre ha superado a los infiernos que retrata.
En cada película “he pensado que el país no podía estar peor”, pero “he pecado de ingenuo”, ya que “la realidad me ha mostrado que sí”, dijo a EFE en entrevista.
Luis Estrada se confiesa un apasionado “patológico” de la historia que lee cada día “de cinco a seis periódicos” para tratar de “entender qué pasa en el país”.
Y, “sin tratar de ser adivino”, también lee para imaginar “el futuro y muchas veces toda esta información, toda esa documentación, me lleva a tener una visión no demasiado optimista acerca de dónde estamos, ni de a dónde vamos”.
Hoy ve cómo su historia de corrupción y violencia de “La dictadura perfecta”, que ha llegado este fin de semana a los cines, se queda pequeña en comparación con el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Guerrero.
“Creo que tiene que ver con un contexto histórico que es la suma de una serie de horrores y de errores que se han venido acumulando en el tiempo y que justamente, como suele pasar, tú puedes estirar una liga, pero con el tiempo esa liga se va a reventar”, señaló.
Supera a la polémica
Así, pese a la polémica que seguro va a causar su cinta al llegar al gran público, Estrada cree que “por más ácida, por más crítica” que sea, su película se queda corta, pues “no hay manera de competir en el horror de lo que a veces nos toca vivir en la realidad”.
“La realidad es tan compleja, pero también al mismo tiempo tan abrumadora… En este país llevamos muchísimos años en un proceso de deterioro de la vida pública, de la economía, de los problemas sociales”, añadió.
Y él, como cineasta, se dedica a reflejar estos horrores en filmes como “La ley de Herodes” (1999), en la que habló “de la corrupción, de la impunidad, del autoritarismo”; “Un mundo maravilloso” (2006), donde abordó “la desigualdad social”; o su exitosa “El infierno” (2010), en la que habló de “la guerra, la violencia y el horror”.
Ahora le toca a la “perversa” complicidad existente entre los medios de comunicación -monopolizados en México por el gran gigante Televisa-, y la política, ya que, según Estrada, la televisión “ya puso un presidente” y “lo volverá a hacer”.
México, recordó, es un país en el que más del 70 % de la población “solo obtiene su visión de la realidad a través de la televisión”, por lo que ésta “se vuelve un instrumento que puede llegar a ser muy perverso”.
Con humor y sátira
En “La dictadura perfecta” se ve la corrupción de los políticos y de los medios de comunicación y se hacen sutiles alusiones a noticias sucedidas en los últimos años y a figuras públicas, todo con un tono de humor y sátira.
“A mí me interesa que sea una película que sea muy atractiva para el público, que el público se divierta (…), porque no hay que olvidar que el cine también es eso, espectáculo, entretenimiento”, apuntó el cineasta.
Protagonizada por Damián Alcázar, Joaquín Cosío, Alfonso Herrera y numerosos actores relacionados con Televisa (la cadena al principio apoyó el filme), la cinta se estrenó con el objetivo de convertirse en un éxito de taquilla. Esto después de haber sido elegida para representar a México en las candidaturas a los premios Goya del cine español, que también reconocen a las mejores películas latinas.
“Hay un matiz importante entre la promoción y la noticia, y esta película ya ha generado noticias, ya fue seleccionada para representar a México en los premios Goya, y hubo muchos medios que ni siquiera lo mencionaron, que lo ignoraron, y creo que es parte de una reacción justamente a la incomodidad que está generando”, dijo.