CD. DE MÉXICO.
Bono, el líder de la banda irlandesa U2, busca urgentemente a un mexicano. Hace tiempo escuchó un vinil con la canción “Cheve en la fiesta” y desea grabarla a toda costa. Lo mejor es que hay pruebas visuales de la petición del intérprete de “Sunday, bloody, sunday” y “Beautiful day”.
Y ellas se encuentran en el largometraje “Eddie Reynolds y los Ángeles de Acero”, protagonizada por Damián Alcázar, quien luce cabello largo y arete en lóbulo izquierdo.
“¡Hay que ir a roquear!”, dice el histrión de “El infierno” y “La ley de Herodes”, al respecto.
Lo curioso es que a Alcázar no le gusta ese género musical. Hace años escuchaba algo de The Beatles y Rolling Stone, pero siempre ha optado más por canciones de Joaquín Sabina.
Y en el filme, al principio, interpreta a un animador de fiestas, llegando a cantar “El venado”.
Su vida cambia cuando, al enterarse de la petición de Bono, debe reunirse con sus antiguos compañeros de banda, desperdigados tras su efímero éxito: Santos, guitarra (Arturo Ríos), es mesero; Ulises, batería (Álvaro Guerrero), tiene una farmacia y Jorge, bajo (Jorge Zárate), forma parte del grupo musical de Gloria Trevi.
Ya se ha mostrado en los festivales de San Diego y Los Ángeles, con público anglosajón, que también ríe con los antihéroes.