En una entrevista con Classic Rock, Ulrich relata cómo su padre, el tenista profesional Torben Ulrich, lo llevó a un concierto de Deep Purple en 1973. El evento tuvo lugar en el KB Hallen de Copenhague, durante un torneo de tenis que comenzaba el lunes por la mañana.
"Por alguna razón, invitaron a todos los tenistas a bajar al concierto", recuerda Ulrich. "Mi padre me invitó. Era la primavera de 1973 y Purple promocionaba su álbum 'Who Do We Think We Are'. Y en ese momento, me enamoré de la música".
Ulrich describe la electrizante experiencia: "Recuerdo a Ritchie Blackmore lanzando su guitarra contra el equipo de iluminación, frotándola contra las cajas acústicas y tocándola con el culo. Jon Lord agitaba la bestia, Ian Gillan estaba escondido tras una cortina de pelo tocando los bongos, Roger Glover llevaba el ritmo, mientras Ian Paice estaba sentado ahí detrás con las gafas puestas haciendo de las suyas. Nunca había visto nada igual. Me quedé completamente alucinado. Como puedes imaginar, era lo más ruidoso y genial que había visto nunca".
La energía y la potencia de Deep Purple marcaron a un joven Ulrich, quien ya era fanático del rock, pero encontró en esta banda algo diferente: "Me gustaban Slade, The Sweet, Status Quo. Pero Deep Purple eran algo totalmente distinto. Eran pesados; tenían energía y potencia. En mi vocabulario musical, eran el extremo".
Ulrich confiesa que su admiración por Deep Purple perdura hasta la actualidad: "Cuando se volvieron a formar en 1985, nosotros [Metallica] estábamos en la gira 'Ride The Lightning', tocando en clubes de Estados Unidos con WASP y Armored Saint, y Hetfield y yo volamos a San Luis para verlos".
"Cuando terminamos la gira, les seguimos a todas partes. Girlschool eran teloneras, así que nos juntamos con ellas. Finalmente tuvimos el honor de tocar con Purple en el '87 en el festival Monsters Of Rock de Alemania. Tener a Metallica y Deep Purple en el mismo cartel de un festival fue algo grande para mí".