Estadio de Tokio 2020: el elefante blanco que busca redención en el Mundial de Atletismo

Cuatro años después, el mismo escenario —que costó 1,400 millones de dólares— busca redención con el "Mundial de Atletismo" que arranca este sábado. Pero detrás del entusiasmo deportivo, persisten las cicatrices financieras.
Las cámaras captarán por fin lo que en 2021 fue imposible: a Noah Lyles, el velocista estadounidense que convirtió su lucha contra la depresión en bandera, y al sueco Mondo Duplantis, dueño del récord mundial de salto con pértiga, compitiendo bajo los reflectores de un estadio "que nació condenado a buscar un propósito", según analistas. Kengo Kuma, su arquitecto, lo concibió como un homenaje a la tradición japonesa —madera local, jardines verticales—, pero hoy enfrenta el mismo destino de otros "elefantes blancos olímpicos": desde Atenas 2004 hasta Río 2016.
Mientras los atletas corren hacia nuevas marcas, Japón sigue buscando cómo saldar la deuda de unos Juegos que, más allá del deporte, dejaron lecciones amargas sobre el costo real de la gloria olímpica.