Julio Alemán, un nombre que resonó en la industria del cine y la televisión mexicana, fue un actor destacado que participó en más de 150 películas, 40 telenovelas y 30 obras teatrales. Su carrera, que comenzó en 1952, lo llevó a ser una figura central en el cine mexicano, especialmente en los géneros de westerns y melodramas.
Entre sus papeles más memorables se encuentran su actuación en "Amor y Sexo" (1963) y "Corazón Salvaje" (1967). Sin embargo, su éxito también atrajo a personas que no tenían buenas intenciones. Uno de ellos fue Arturo Bretón, un fanático que conoció a Alemán en un evento organizado por la Asociación Nacional de Actores (ANDA).
Bretón, hijo de un policía y defensor de los derechos de los artistas, se acercó a Alemán en varias ocasiones, mostrando una admiración intensa. Sin embargo, con el tiempo, su comportamiento se volvió cada vez más obsesivo y peligroso. En una ocasión, bajo los efectos del alcohol, amenazó a Alemán diciendo que le quitaría todo lo que tenía porque lo quería para él.
Las consecuencias de la envidia de Bretón fueron graves para Alemán. El actor mexicano tuvo que enfrentar un largo y costoso proceso legal que duró más de siete años. Durante este tiempo, fue citado varias veces para declarar y enfrentó la indignidad de ser esposado y recluido en una celda.
La batalla legal por la firma de Julio Alemán resultó en una pérdida significativa de la reputación de Bretón y posiblemente en consecuencias legales adicionales. Sin embargo, el caso tomó un giro trágico cuando se descubrió que Bretón había sido asesinado por una persona a la que intentaba engañar de manera similar con un disparo en la cabeza.
Este caso es un ejemplo de cómo la fama y el éxito pueden atraer a personas con intenciones poco claras, y cómo la envidia y la obsesión pueden llevar a consecuencias graves.