Y Billie Eilish, la joven estrella del pop, lo sabe muy bien.
En 2020, un simple desafío viral en Instagram le costó a Eilish 100,000 seguidores en una sola hora. La cantante, como parte del reto “publica una foto”, compartió imágenes que, aunque personales y artísticas, generaron una ola de reacciones negativas. Entre ellas, una foto de la pantalla de bloqueo de su teléfono con una imagen de dos mujeres con el torso desnudo, y un boceto propio mostrando cuerpos femeninos desnudos con el comentario: “Probablemente estos, jajaja. Me encantan los pechos.”
Esta no fue una situación aislada. Un año más tarde, su radical cambio de look para la portada de British Vogue, abandonando su icónico estilo oversize y cabello negro por un rubio platinado y un corsé, provocó una nueva oleada de críticas y una nueva caída en su número de seguidores.
¿Qué pasó? Según Eilish, la reacción de sus fans refleja la compleja dinámica de las redes sociales, donde la presión por mantener una imagen específica puede ser abrumadora. En una entrevista con Elle USA, la cantante explicó:
- La dificultad de lidiar con las expectativas del público.
- El impacto de estas expectativas en su identidad personal.
- La deshumanización que implica este fenómeno: “La gente se aferra a estos recuerdos y desarrolla un apego… Pero es muy deshumanizante. Perdí 100.000 seguidores solo por los pechos. La gente le tiene miedo a los pechos grandes”.
Desde su explosiva llegada a la escena musical con “Ocean Eyes” a los 14 años, la carrera de Billie Eilish ha sido un recorrido de éxitos y controversias, reflejando una lucha constante por la autenticidad y la libertad de expresión frente a un público con expectativas muchas veces difíciles de satisfacer.