Allí, 38 niñas y niños, que viven desde su nacimiento en reclusión junto a sus madres –sin haber cometido ningún delito– experimentaron por primera vez la verdadera alegría navideña.
La diputada Rebeca Peralta, vicepresidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso CDMX, jugó un papel fundamental en esta iniciativa. “Los derechos de las y los niños son fundamentales para el Congreso capitalino,” comentó Peralta, “estos niños regularmente son invisibles porque las condiciones en las que viven no están a simple vista, por eso buscamos darles una Navidad distinta, una Navidad que los haga olvidar dónde se encuentran”.
Organizada en conjunto con las autoridades penitenciarias, la actividad consistió en la decoración de la estancia común. Inflables de Santa Claus, venados y soldados de plomo del Cascanueces, crearon un ambiente festivo. Los pequeños participaron activamente, adornando el árbol de Navidad con entusiasmo. Pero la magia no se limitó a la decoración.
Los niños recibieron una lluvia de regalos: ropa, juguetes, peluches, zapatos y dulces. Una generosa donación que materializó la solidaridad y el compromiso con estos pequeños que, a pesar de su contexto, merecen vivir la Navidad como cualquier otro niño.
El trineo instalado en la zona navideña se convirtió en un elemento clave de juego, mientras los colores rojo y verde inundaban su espacio, pintando una sonrisa sincera en cada rostro. Un momento de alegría, un respiro en una realidad compleja. El cascabeleo de los adornos y las risas infantiles, una melodía navideña inesperada en un lugar donde la esperanza a menudo parece tenue.
La iniciativa de la diputada Peralta va más allá de esta celebración puntual. Se busca integrar en la Ley de los Derechos de las niñas, niños y adolescentes, la necesidad de visibilizar a los menores que viven en prisión junto a sus madres, un paso importante para garantizar sus derechos y una mejor integración social.