Rodeada de sus hijos, quienes estudian en el extranjero, Itatí disfruta de una merecida reunión familiar, un bálsamo para el corazón de una madre que reconoce extrañar profundamente a sus pequeños durante el año. "Vienen mis dos hijos, a los cuales extraño muchísimo, y mi hija. Sueño con estar con mis hermanos y sobrinos", confesó a Ventaneando, describiendo la emoción que le genera esta reunión familiar tan esperada.
Esta tradición familiar, impregnada de la herencia de su padre, el legendario Roberto Cantoral, es un pilar fundamental en la vida de Itatí. "El 24 y 31 los pasamos siempre en familia. Para mi padre eran épocas muy importantes; no podíamos faltar ninguno", recuerda con nostalgia. Para ella, la Navidad representa la importancia inquebrantable de la unión familiar, un valor que ha preservado a lo largo de los años.
Pero la Navidad canadiense no es solo una celebración nostálgica. Entre los villancicos y las cenas familiares, Itatí también ha compartido sus planes para el 2025. Si bien su enfoque principal reside en su carrera y sus hijos, la actriz ha dejado entrever la posibilidad de abrir su corazón al amor nuevamente. "Que me sorprenda el amor en 2025", dijo con su característico carisma, añadiendo: "Claro que sí, ¿por qué no? El amor mueve al mundo".
La declaración, hecha con una sonrisa pícara, refleja la actitud optimista y positiva de Itatí, quien se encuentra en una etapa en la que prioriza su bienestar y la felicidad de sus seres queridos. Mientras tanto, también está atenta a los primeros pasos románticos de su hija, asegurando que la apoya en esta nueva etapa de su vida.
Más allá de los nuevos romances o las fiestas decembrinas, la imagen que emerge es la de una mujer fuerte, independiente y llena de amor por su familia. Una mujer que, con los pies en la tierra, sabe disfrutar del presente y abraza con ilusión el futuro, sea cual sea la sorpresa que le depare.