En medio de una batalla legal que ya lleva semanas, Blake Lively y Justin Baldoni, protagonistas de la película "It Ends With Us", se enfrentan en una controversia que ha generado una gran cantidad de especulaciones. La disputa, que comenzó con una demanda por acoso sexual interpuesta por Lively el 31 de diciembre, ha escalado a niveles insospechados.
El punto de conflicto central gira en torno a un vídeo de 10 minutos, filmado durante la producción de la película. Este material, publicado por el equipo legal de Baldoni, muestra escenas improvisadas entre Lively y Baldoni durante el rodaje. Según la defensa de Baldoni, "la escena en cuestión estaba diseñada para mostrar a los dos personajes enamorándose y anhelando estar cerca el uno del otro. Ambos actores se comportan claramente dentro del alcance de la escena y con mutuo respeto y profesionalismo."
Sin embargo, la interpretación de los hechos por parte del equipo legal de Lively es radicalmente diferente. Sus abogados argumentan que el vídeo, lejos de exonerar a Baldoni, confirma las acusaciones de acoso sexual. En un comunicado a Page Six, afirman que el vídeo muestra a Baldoni "inclinándose repetidamente hacia la Sra. Lively, intentando besarla, besándola en la frente, frotando su rostro y boca contra su cuello, tocándole el labio con el pulgar, acariciándola, diciéndole lo bien que huele y hablando con ella fuera de personaje". Añaden que todo esto fue improvisado sin su consentimiento y sin la presencia de un coordinador de intimidad.
El equipo de Lively destaca que la actriz se mostraba incómoda, alejándose constantemente y pidiendo que sus personajes simplemente "hablaran" en lugar de tener contacto físico. Señalan que el vídeo evidencia los intentos de Lively por aminorar la situación con humor, una reacción que, según sus abogados, es común en víctimas de acoso.
La contrademanda de Baldoni, presentada el 16 de enero, eleva la apuesta al demandar a Lively y su esposo, Ryan Reynolds, por 400 millones de dólares. La respuesta del equipo legal de Lively no se hizo esperar, calificando la acción como "otro capítulo en el manual del abusador".
Más allá de los alegatos y las demandas millonarias, este caso pone en relieve la importancia de contar con protocolos adecuados en los sets de filmación y la necesidad de un debate serio sobre el consentimiento y el acoso en la industria del entretenimiento.
Las audiencias judiciales se aproximan y con ellas la expectativa sobre la resolución de esta compleja situación que ha captado la atención de México y el mundo.