Alesha Dixon: La difícil decisión de las pantallas para sus hijas
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Y es precisamente en ese contexto que encontramos una decisión que está dando mucho de qué hablar.
Alesha Dixon, la carismática jueza de Britain's Got Talent y ex integrante de Mis-Teeq, a sus 46 años, se enfrenta a un dilema familiar que muchas madres contemporáneas en México comprenderán. Sus dos hijas, Azura de 11 años y Anaya de 5, le han pedido teléfonos inteligentes, una petición común en la era digital.
Pero la respuesta de Alesha ha sorprendido a muchos. "Mientras podamos evitar que nuestras hijas tengan teléfonos, lo intentaremos con todas nuestras fuerzas," declaró a Women's Health. Su postura se basa en una simple premisa: "Si no necesitan un teléfono, ¿por qué deberían tener uno?"
Esta decisión, lejos de ser impulsiva, refleja una estrategia consciente para proteger a sus hijas de las presiones del mundo digital. Alesha enfatiza su determinación a pesar de la insistencia de Azura y de que sus amigas ya cuenten con sus propios dispositivos. La privacidad y la inocencia de sus hijas son prioritarias.
La noticia, además, llega en medio de informaciones sobre la separación de Alesha y su pareja de 18 años, Azuka Ononye, de 44. Aunque la pareja mantenía un perfil discreto, su última aparición pública conjunta fue en julio de 2023 en el cumpleaños de Stormzy. Fuentes cercanas confirmaron la separación en noviembre, destacando el deseo de ambos de mantener una relación amigable por el bienestar de sus hijas.
A pesar de la separación, y a punto de cumplir 50 años, Alesha mantiene una actitud enérgica y vital. "Si la música suena y me gusta, no hay quien me calle o me siente," afirma con seguridad. Sin embargo, su energía no se limita a los escenarios: su prioridad absoluta radica en la crianza de sus hijas, a quienes protege con firmeza de las demandas de la industria del espectáculo.
Incluso la negativa de dejar que Azura bailara con ella en Britain's Got Talent el pasado verano, demuestra su compromiso por resguardar a sus hijas, hasta que consideren que han desarrollado la madurez emocional suficiente.
La historia de Alesha Dixon nos recuerda la complejidad de la maternidad en la era digital y la importancia de las decisiones personales, incluso para las figuras públicas más brillantes.