Reencuentro emotivo: Reina Letizia y Princesa Leonor en Panamá

El buque escuela Juan Sebastián Elcano, un imponente bergantín-goleta de cuatro palos, atracó en Ciudad de Panamá. A bordo, una pasajera muy especial: la Princesa Leonor de Borbón, heredera al trono español, cumplía una etapa de su viaje de formación. Pero esta escala no era simplemente una parada más en su travesía.
En medio de la maniobra de atraque, la emoción era palpable. La Reina Letizia, en un viaje personal sin carácter oficial, esperaba ansiosa el encuentro con su hija. La escena, captada por las cámaras, mostraba a la Reina buscando entre los guardiamarinas, finalmente sus ojos conectaron con la Princesa. Un abrazo prolongado, un gesto de complicidad que sellaba un momento privado dentro del marco de un acontecimiento público.
El Comandante Luis Carreras-Presas do Campo, quien también recibió la visita de su familia, compartió algunos minutos de conversación con la Reina, con la Princesa presente. Este encuentro familiar, tan emotivo, se enmarcó dentro de la visita número 24 del Elcano a Panamá, aunque esta vez fue excepcionalmente breve: solo tres días, según declaró el Comandante a la prensa. Una corta escala en contraste con la extenuante travesía marítima.
La travesía del Elcano, iniciada el 11 de enero en Cádiz, ha recorrido ya cinco países: Canarias, Salvador de Bahía (Brasil), Perú y ahora Panamá. A bordo viajan 76 alumnos, entre ellos la Princesa Leonor, quienes pasan el 75% de su formación a bordo y el resto en las escalas. En cada puerto, representan a la Armada Española y a su país en diversos actos.
El Comandante resaltó la importancia formativa del paso por el Canal de Panamá y el Estrecho de Magallanes, describiendo este último como un reto debido a las "extremas condiciones climatológicas, con fuertes rachas de viento y corrientes marinas, y a que el estrecho es un laberinto de fiordos y pequeñas islas." Tras Panamá, el Elcano continuará su ruta hacia Colombia, República Dominicana y Nueva York, regresando a España en julio.
El viaje de la Princesa Leonor es más que una simple travesía marítima; es una etapa en su formación, una experiencia que la moldea como futura líder. Un viaje que también evidenció la conexión única entre una madre y su hija, un momento fugaz pero intenso en medio del imponente marco de la historia naval.