Kim Kardashian sorprende con máscara en gala de la Academia

No era cualquier invitada: se trataba de Kim Kardashian, quien una vez más demostró que su nombre es sinónimo de polémica y vanguardia.
"Era como ver a un fantasma de lujo, algo que no podías ignorar", comentó un asistente anónimo mientras la empresaria desfilaba con un atuendo que parecía desafiar la gravedad. El vestido, una pieza beige drapeada sin mangas de Maison Margiela, fue solo el preludio de lo que vendría. Lo que realmente capturó los titulares fue la máscara que cubría por completo su rostro, una decisión audaz incluso para alguien acostumbrada a romper esquemas.
Detrás de la provocadora elección estuvo Glenn Martens, director creativo de la maison, quien presentó esta pieza como parte de su primera colección de alta costura. La reacción no se hizo esperar:
Mientras algunos especulaban sobre posibles mensajes feministas o comentarios sobre la privacidad, otros recordaron que la estrella había usado prendas similares en sesiones fotográficas pasadas. Lo innegable fue el timing: justo cuando las conversaciones sobre la objetivación del cuerpo femenino en Hollywood volvían a cobrar fuerza. Sin pronunciar una sola palabra, su silueta envuelta en telas color carne generó más ruido que decenas de discursos.
Al finalizar la gala, cuando otros invitados posaban sonrientes, Kardashian abandonó el lugar tan misteriosamente como había llegado. Las únicas pistas quedaron en las 37 fotografías que Vogue publicó en su cobertura exclusiva, donde cada pliegue de la tela parecía contar una historia diferente. Entre los asistentes, persistía una pregunta: ¿volveremos a ver ese rostro cubierto en futuros eventos, o fue un guiño único destinado a alimentar el mito?